Un vendedor de tortas asadas y bolas de fraile envió una carta al presidente a mediados del pasado mes, en la que expresó qué deseaba para los próximos cuatro años para el país y la provincia. Este jueves sonó su teléfono, mientras trabajaba, como siempre, en el cruce de la ruta 18 con los accesos a Uranga y Acebal, y escuchó: "Hola, habla Mauricio, tu presidente". Por un momento imaginó que era una grabación, sin embargo era el jefe de Estado que quería agradecerle el texto recibido.

"Recibí la llamada cuando estaba arreglando el Renault 12 que uso para ir a trabajar con mi mujer, Mónica. Pensé que me estaban haciendo una joda, entonces le pedí que me dé una garantía de que era él. Me leyó una parte de la carta y me agradeció los 100 pesos que coloqué en el sobre. No lo podía creer", manifestó Alfredo Farías en diálogo con Rosario3.com.

El vendedor, de 63 años, comentó que se le ocurrió escribirle a Macri porque estaba "preocupado" por las noticias que leía sobre la deuda que tiene la Nación con la provincia de Santa Fe y por "los problemas que escucha" a nivel nacional. "Hablamos como 20 minutos", añadió.

El hombre señaló que Mauricio Macri lo "felicitó por la acción" y que consideró que su carta valía "una fortuna". "Me comentó la crisis que recibió al asumir como presidente y me dijo que va a hacer todo lo posible para sacar el gobierno adelante. Me contó que va a cumplir con sus promesas y yo también le hablé de Mónica, mi mujer", confesó.

Farías también construye hornos de barro. (Foto: viarosario.com)

Alfredo explicó que una vez difundida la noticia en su barrio Acindar, los vecinos fueron a "abrazarlo" y "besarlo". "Era algo que no podía creer. Como que fui famoso por un día", apuntó.

Consultado sobre el motivo de enviarle 100 pesos al presidente, el rosarino afirmó que es una idea que tiene sobre "cómo salir adelante" en el país. "Si cada uno pone 100 pesos juntamos millones de pesos que pueden solucionar problemas graves que tiene Argentina", sostuvo.

Tras el día de euforia, Farías regresó como todas las madrugadas a su puesto de ventas junto con su esposa hasta las 10, horario que según él "el sol pega muy fuerte y no se aguanta"