En la enseñanza de la lengua materna se pueden reconocer, actualmente, al menos dos propuestas pedagógicas bien diferenciadas: el enfoque gramatical y el enfoque discursivo. La enseñanza de la gramática pone el foco en el sistema de la lengua, en cómo se organizan y funcionan, en una oración, las diferentes clases de palabras (sustantivos, verbos, adjetivos, etcétera). El enfoque discursivo, en cambio, privilegia el contacto directo con los textos y enfatiza la finalidad comunicativa de la lengua en uso.

Un equipo de investigadores de la Facultad de Lenguas de la Universidad Nacional de Córdoba, interesado en las consecuencias que la elección didáctica puede tener en la formación de los estudiantes, analizó cómo impacta la perspectiva adoptada para la enseñanza de la lengua en el desarrollo tardío del lenguaje, el que se inicia cerca de los seis años, cuando los chicos ingresan al sistema de educación formal.

Para ello, realizaron un estudio estadístico comparativo entre muestras de estudiantes de secundario, que concurrían a dos escuelas públicas de la ciudad de Córdoba. La selección de estas instituciones estuvo fundada en que cada una opta por una de las orientaciones referidas en el espacio curricular de Lengua y Literatura.

Darío Delicia, director del equipo, explicó que estas corrientes opuestas provienen de concepciones y planteos teóricos en cuanto a la didáctica de la lengua. “Quienes ponen el acento en la gramática entienden que es esta la herramienta que, por sí sola y de manera indirecta, ayuda a comprender y producir textos. Por su parte, quienes se enfocan únicamente en lo discursivo afirman que es el contacto explícito con la lectura y la escritura de diferentes tipos de textos lo que determina un desempeño lingüístico-comunicativo eficaz y afianzado”. La importancia del estudio radica en que “la enseñanza de la lengua tiene una incidencia directa en el desempeño social del sujeto, en su inserción laboral, económica y cultural”, argumenta Delicia. Por eso, es clave analizar la enseñanza de la lengua para tomar decisiones didácticas.

En el marco del estudio, 48 estudiantes (varones y mujeres) de entre 14 y 15 años llevaron a cabo dos pruebas de producción escrita. Una estuvo orientada a la realización de un discurso expositivo y la otra, a la escritura de un discurso argumentativo. El corpus quedó conformado por 96 textos.

El análisis contempló la riqueza léxica, es decir, el promedio de palabras conceptuales o “con significado” usadas por cada estudiante. En este punto, se examinó la frecuencia y la diversidad de verbos, sustantivos, adjetivos y adverbios presentes en las exposiciones y argumentaciones de los jóvenes.

La investigación evaluó, además, la complejidad sintáctica o modo de estructurar las oraciones, ya sea por coordinación, por subordinación o a través de diferentes operaciones lingüísticas. Aquí también se tuvieron en cuenta las relaciones de cohesión, esto es, cómo los elementos de un texto se relacionan en la superficie para mantener la coherencia.

El análisis del material indicó que el índice de riqueza léxica es equivalente en ambas escuelas para el discurso expositivo, pero es más alto en el caso del texto argumentativo para la modalidad gramatical de enseñanza de la lengua. Por otra parte, en relación con la complejidad sintáctica, los resultados ponen en evidencia que, tanto en la exposición como en la argumentación, los participantes de la escuela discursiva tienen un desempeño más consolidado que los de la escuela con orientación gramatical.

A partir de estos resultados, el director del estudio plantea que, en el aula, debería lograrse una integración de lo discursivo y lo gramatical para poner en pie de igualdad las prácticas de lectura y escritura con las de reflexión metalingüística (gramatical). En el caso de esta última, tales prácticas deberían centrarse no sólo en la definición y la clasificación de las clases de palabras y sus roles sintácticos, sino también en sus formas y usos “posibles” dentro de la lengua española.