En América Latina hay 58 millones de niños que no tienen acceso a la educación básica primaria y 63 millones que no asisten a la educación secundaria. Revisando en detalle estas cifras dramáticas, es importante iniciar una reflexión enfocándonos en cómo podemos apoyar la transformación de los procesos académicos y sobre cómo la tecnología puede convertirse en el principal aliado para lograr cambios que impacten en el futuro.

Recientemente se presentó un estudio denominado “Programas de Conectividad Escolar para el Siglo XXI”, en el que se destaca que los actores involucrados en la educación deben apoyar a que más países aprovechen la tecnología y la digitalización.

Este análisis identificó, a partir de la experiencia de cinco países, una metodología para enriquecer y transformar la educación en América Latina usando las tecnologías como herramienta disruptiva de cambio. El mensaje que evidencia esta investigación es que basta con voluntad política y la inversión de recursos disponibles en los países de la región, para permitir que entre tres y cinco años se pueda conectar con banda ancha de alta velocidad a todas las escuelas latinoamericanas. Esto tomando como referencia ejemplos como del trabajo realizado en países como Estados Unidos, Irlanda, Nueva Zelanda, Portugal y Uruguay.

Para lograr los objetivos, debemos ser conscientes que la educación es un factor crítico y esencial para lograr el crecimiento económico y la creación de empleo en cada país. En este sentido, la digitalización de las escuelas se convierte en un elemento fundamental en la transformación de los sistemas actuales de educación, ya que con instalaciones conectadas se podrá -entre otras cosas- mejorar los resultados de alumnos y profesores, quienes trabajando unidos pueden aportar soluciones para enfrentar los grandes desafíos que se evidencian en el día a día en América Latina.

Una de las recomendaciones más importantes que arroja el estudio de Cisco, es que la conectividad escolar no consiste únicamente en llevar internet hasta la puerta de la escuela. El reto es más amplio: se trata de conectar cada escuela internamente, para lo cual es fundamental tener redes locales sofisticadas y dotarlas de alta velocidad para que alumnos y profesores puedan llevar a cabo los procesos de enseñanza y aprendizaje sin traumatismos, así como mejorando la comunicación entre el ecosistema que rodea la educación.

Aunque la gran mayoría de países tienen algún tipo de programa de conectividad, en que se están involucrando a las escuelas, debemos partir de las bases que la velocidad de conexión no es la ideal para lograr una verdadera transformación, ni se cuenta con la suficiente cobertura que cubra las propias aulas de clase. Es decir, la digitalización es posible que esté llegando a las escuelas, aunque no estamos conectando aulas, profesores y estudiantes, y en general a la comunidad amplia comunidad de actores que rodea el aprendizaje digital.

Según el informe, realizado por Cisco, para que una escuela esté realmente conectada requiere de características como alta velocidad de internet. Actualmente se considera como ideal la de 100 megabyte por segundo, aunque por ejemplo Nueva Zelanda, ya cuenta con un gigabyte por segundo por cada mil alumnos, lo que resulta una gran inversión pensando en el futuro.

Pero además, se deben tener otros requerimientos de infraestructura como redes LAN y WAN para conectarse internamente, así como con otras instituciones; routers, enlaces físicos a internet, servicios administrados como firewalls y la banda ancha en cada aula en equipos, de manera que se pueda conectar “todo con todo” de manera estable, segura y con calidad.

Pero debemos avanzar en otros aspectos. En general estos países cuentan con una visión de gobierno fácilmente identificable, que ha permitido transformar la educación con el impulso de la digitalización y la conectividad. Entre otras conclusiones es que los procesos de cambio no han sido traumáticos: la rapidez y efectividad con los que se ha logrado el modelo permiten obtener resultados entre 3 y 5 años. Asimismo, se perciben fuentes diversas fuentes de financiamiento y apoyo de todos los sectores para lograr resultados de alto impacto.

En conclusión, la tecnología en la educación optimizará el proceso educativo actual, permitiendo que los niños, especialmente de bajos recursos, puedan obtener mejores contenidos. Por parte de los profesores se logrará mayores aplicaciones en el modelo de enseñanza;  a los administradores de los colegios les facilitará dotar de nuevas y  mejores herramientas a las instituciones, y por último, a los países, les dejará un ecosistema académico conectado que permita mejores profesionales del mañana con más oportunidades de desarrollo.