Desde las filmaciones de los hermanos Lumière a la actualidad, el cine pasó por muchísimas etapas. La salida de los obreros de una fábrica, la caída de un muro y la llegada del tren eran las primeras filmaciones que duraban segundos pero que fueron las que iniciaron un apasionante trayecto por la proyección en fotogramas.
Hoy, 120 años después, hablamos de las primeras salas de cine en cuatro dimensiones.

Un paso más allá del 3D, que revoluciona con efectos en la pantalla, y que esta vez sale para brindarle al espectador las sensaciones más vívidas que se te puedan ocurrir. Además de los anteojos que nos permiten ver cómo la imagen traspasa la superficie vertical, las salas estarán equipadas de manera de que podamos sentir todo lo que una película quiere que sintamos, desde mojarnos, pasar frío o vivir un terremoto en primera persona.

Cierto es que el cine tuvo que reinventarse, las nuevas tecnologías de uso doméstico, como los servicios de streaming de Netflix o los televisores Smart de gran tamaño, ofrecieron a la audiencia la posibilidad de ver buen cine desde casa y en la comodidad del sillón del living.

Las salas se atascaron de films en dos y tres dimensiones que pese a que siguen convocando, algunas no logran los objetivos que se proponen. Tanto los productores de las películas, como los dueños de salas se encontraron con el mismo cuestionamiento: ¿Qué futuro le queda a las salas de cine?

El revolucionario invento que volvería a ponerlas en el centro del entretenimiento no demoró en llegar y se trata nada menos que del cine 4D. Esta tecnología que ya está aplicada en varias salas de cine del mundo requiere de una transformación más del espacio físico que del film, aunque la experiencia para el espectador será totalmente diferente.

Paradójicamente, las primeras proyecciones en 4D no fueron expuestas en una sala de cine, sino que se hicieron en parques de atracciones o temáticos en donde la combinación de imagen con movimientos y efectos sensoriales pudieran recrear un hecho puntual. Así, en el 2009 se proyectó por primera vez en el National Sea life Centre de Birmingham un corto con escenas de la vida animal subacuática en donde todo el film se apoyaba en efectos sensoriales reales.

Pese a que ese primer intento no fue el más positivo porque los espectadores acusaron mareos y descomposturas provocadas por tanto realismo, la idea de colocar a la audiencia dentro de la película comenzó un curso rápido y exitoso. El mismo año, la cadena CJ-CGV eligió la película “Viaje al centro de la tierra” para proyectar en una sala 4D, al mismo tiempo que también se expuso “Avatar” de James Cameron y “Pesadilla antes de Navidad” de Tim Burton en salas 4D de Los Ángeles.

Las cuatro dimensiones despiertan los cinco sentidos

Ciertas películas son tan atractivas para el ojo como para todos nuestros sentidos. Una buena realización nos permitirá situarnos en tiempo y espacio cómodamente durante la proyección, pero sólo una sala 4D nos permitirá vivir el film como si estuviéramos adentro. ¿Cómo lo logran?

La sala de cine convencional expone un conjunto de fotogramas en una pantalla, lo que llamamos tecnología en dos dimensiones. La llegada del cine 3D nos permite disfrutar de una ilusión de profundidad gracias al tratamiento de la imagen y la utilización de unos lentes especiales. Sin embargo, esta tridimensionalidad junto a una sincronización de efectos físicos logran dar un paso más allá en la cinematografía, hacia el 4D.

Se tratan de salas especialmente diseñadas para este tipo de proyección ya que cuenta con asientos en alto que no permiten que el espectador pueda apoyar los pies en el suelo y que mediante un sistema se pueden mover en distintas direcciones, rotar y rebotar. Además, los respaldos y asientos cuentan con sensores que generan movimientos y vibraciones. Imaginate sentado y que de pronto tu butaca se balancee a un costado como si estuvieras adentro de uno de los autos de “Rápido y Furioso” y que puedas sentir la entrada de aire de una ventanilla a tu costado.

Al mismo tiempo, cada butaca cuenta con un compresor en la parte trasera de los respaldos que están preparados para emitir aire o agua, dependiendo del efecto que se quiera expresar. Si en la escena el personaje recorre un campo inundado de flores de azahar, pues podremos sentir el aroma de las mismas como si estuviéramos allí.

La lluvia, el viento, el frío y el calor también pueden gobernar la sala puesto que en las paredes laterales hay ventiladores con rociadores que permiten que nos sumerjamos en un día de tormenta o en medio de la nieve si fuera necesario. ¡Preparate para ir al cine con un paraguas!

El detrás de escena

Por fuera de la sala. en la cocina: la sala de proyección, las cosas también se modifican. Según Coemmsa, empresa especializada en la proyección 3D y 4D, hay que adosar a la sala de proyecciones un cuarto en donde se ubican los servidores que manejan la información que se sincronizará con el film para que cada efecto sea emitido inteligentemente, además de los contenedores de lo que cada película necesite para lograr efectos reales, desde agua, aire comprimido o aromatizantes.

En cuanto a cómo modifican el discurso cinematográfico, desde la misma compañía responden que “en los últimos 15 años, las películas han cambiado enormemente la manera en que estimulan al espectador, incluso a través del olfato, oído, tacto y vista”. Evidentemente sólo faltaba que las salas comiencen a transformar su tradicional modelo de proyección por uno más invasivo.

Fuente: DonWeb