Mauricio Macri consiguió este domingo un fuerte respaldo en las urnas, con victorias amplias de Cambiemos en distritos fundamentales, entre ellos Santa Fe y la estratégica provincia de Buenos Aires, donde derrotó a Cristina Kirchner por cuatro puntos (41,35 a 37,26 por ciento). El jefe del Estado salió solo, antes de que terminara el domingo, a celebrar y capitalizar la victoria en un discurso en el que se mostró muy eufórico. "Hoy no ganó un grupo de candidatos, ni un grupo de partidos; ganó la certeza de que podemos cambiar la historia para siempre", y luego gritó fuerte el clásico "sí se puede".

¿Cuánto faltará para que lance la reelección? Los más de 40 puntos que consiguió su fuerza política en todo el país –lo que incluye victorias en los cinco distritos más importantes del pais, algo que desde Alfonsín en el 85 no ocurría–, más la situación de desconcierto en la que quedó sumida la oposición, lo dejan en inmejorable situación para hacerlo. 

El gobierno mejoró su representación en el Congreso, y si bien no cuenta con mayoría propia en ninguna de las dos cámaras, acaso pueda seguir sacando tajada de la grieta: ante la atomización de un peronismo absolutamente derrotado, más la presencia de Cristina –una dirigente que divide aguas– en el Senado, intentará conseguir aliados para ir por las polémicas reformas que pretende encarar ahora, la laboral y la jubilatoria. El senador Miguel Pichetto, que ya hizo saber que no formará bloque con el kirchnerismo, y los gobernadores serán la llave de la negociación.

Triunfos en cadena

Cerca de las 23 salieron la gobernadora María Eugenia Vidal y el candidato a senador Esteban Bullrich a celebrar el triunfo de Buenos Aires. Mientras el público gritaba "¡Sí se puede!, ¡Sí se puede!", Vidal destacó: "Esta noche seguimos haciendo historia en la provincia de Buenos Aires".

Era lo que faltaba para terminar de cerrar la idea de que el macrismo había obtenido un triunfo histórico, con un respaldo diseminado por todo el país, y que abre el camino para que, más temprano que tarde, el jefe del Estado lance su candidatura a la reelección.

Sí, el mapa político argentino se tiñó de amarillo. "Estamos festejando de un pueblo desde La Quiaca a Santa Cruz. Cambiemos está ganando a lo largo y a lo ancho de la Nación. Es el triunfo de un nosotros que es una Argentina posible, con derechos, sin violencia, de verdad, con paz", dijo Elisa Carrió, una de las grandes ganadoras de la noche, con más del 50 por ciento de los votos en la ciudad de Buenos Aires. Ya nadie se acordaba de sus lamentables frases –en sintonía con todo el oficialismo– sobre el caso de Santiago Maldonado, que evidentemente no le generó daño electoral al gobierno. 

Temprano, fue el gobernador Miguel Lifschitz quien salió a admitir un amplio triunfo del macrismo en la provincia de Santa Fe, uno de los distritos clave de esta elección, pues en las Paso había ganado el justicialismo por un escaso margen.

Además, el oficialismo volvía a ganar en Córdoba, Mendoza, Ciudad de Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Cruz, Jujuy, Neuquén y Corrientes.

También ganó Salta, donde Juan Manuel Urtubey, el gobernador peronista con ambiciones presidenciales, admitió tempranísimo la derrota. Y Chaco. En cambio, perdía San Luis, donde ganó en las Paso y había una recuperación de los Rodríguez Saá. En Tucumán y Formosa los triunfadores eran los caudillos justicialistas Juan Manzur y Gildo Insfrán. Mientras que en La Pampa la pelea era voto a voto con el PJ arriba de Cambiemos por una uña. Lo mismo que en Tierra del Fuego. 

No podía imaginar mejor escenario el gobierno. Ni peor la oposición, donde los líderes que se mantienen en pie son caudillos peronistas que si hay algo que no pueden encarnar es una renovación: caídos Sergio Massa, Florencio Randazzo y Juan Manuel Urtubey, quedan en pie Gildo Insfrán y Adolfo Rodríguez Saá.

Un caso aparte es el de Cristina Kirchner. Salió segunda en provincia de Buenos Aires pero es por lejos la peronista más votada. Y ya dejó claro, en el discurso en el que admitió la derrota, que lejos de correrse se planteará ser eje de una construcción opositora que empiece por "Unidad Ciudadana". Con todo, parece complicado que se convierta ella en factor de consenso con otros sectores y que pueda torcer una realidad: tiene piso alto pero también un techo que limita sus posibilidades a futuro.  

Así, cuesta pensar en una alternativa opositora que le pueda dar batalla a Cambiemos en 2019, que parece encaminarse con comodidad hacia la continuidad en el poder. Pero, se sabe, esto es Argentina, un país donde nada es tan previsible.