El juego se inscribe en la voluntad ciudadana como una asignatura pendiente que posibilite profundizar en los derechos democráticos y conquistar espacios cada vez más amplios para una infancia sana y en plenitud. Al jugar, los niños se orientan hacia la socialización, el juego refleja la necesidad de saber, conocer y dominar los objetos; es un factor básico en el desarrollo humano y un hilo conductor por excelencia de la cultura infantil.

Los adultos deben promover un profundo respeto que garantice el derecho de los niños a jugar. El juego demanda la disposición de los diversos actores sociales a traducir en actividades la experiencia lúdica acumulada en sucesivas generaciones a través de modos de hacer y sentir propios de cada cultura y región.

Este libro, dirigido a los profesionales que trabajan con niños y jóvenes, recorre distintas propuestas de juego en ámbitos diversos: el barrio, la escuela, el hospital y la formación universitaria.

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