La selección argentina de handball logró por tercera vez en su historia la clasificación para octavos de final de un Mundial, al vencer este sábado por 27-30 a la de Rusia en un duelo igualado que desniveló en los últimos minutos el portero Matías Schulz con tres paradas consecutivas.

Argentina, bien liderada por Diego Simonet, sorprendió en el inicio a su rival, aprovechándose de la fragilidad defensiva del 5-1 planteado por el técnico ruso Oleg Kusehlov y de la nula aportación del portero Bogdanovic.

Desajustes defensivos que logró corregir la selección rusa con la entrada del gigante Pyshkin, quien, junto a Edvokimov, formó un muro insalvable para los argentinos, incapaces de hacer un gol en siete minutos.

Del 2-5 se pasó al 7-5 gracias a la efectividad del extremo Daniil Shishkarev en los contraataques y a los lanzamientos de Pavel Atman, así como a las paradas de Igor Levshin, quien había sustituido a un desafortunado Bogdanovic.

Los jugadores argentinos, más pendientes de protestar a los árbitros cataríes Al-Suwaidi y Bamutref que de jugar, estaban desconcentrados y Rusia, después de que Sebastián Simonet viese la tarjeta roja directa por golpear en el rostro a Atman, lo aprovechó para abrir una pequeña brecha en el electrónico (9-6, min.16).

Una desventaja que Argentina, apoyada en cuatro goles consecutivos del extremo Pizarro, logró reducir al mínimo antes de que el seleccionador ruso, ante los problemas de su equipo en el ataque posicional, solicitara su primer tiempo muerto.

A partir de allí, la igualdad fue constante hasta sobrepasar el ecuador del segundo tiempo, cuando La Albiceleste, en superioridad por la segunda exclusión de Igropulo, logró su máxima ventaja con un parcial de 4-0 en cuatro minutos (45-27, min.49).

El miedo le entró entonces a Argentina, incapaz de matar el duelo pese a disfrutar de una nueva superioridad. Rusia apretó el marcador (26-28, min.55) y empezó a soñar con la remontada.

Pero en los últimos minutos surgió la figura de Matías Schulz, que detuvo un penal a Igropulo y dos lanzamientos de nueve metros a Atman y Zhitnikov, para asegurar un triunfo histórico para su equipo.