¿Cómo funciona el cerebro? A partir de esta pregunta se ha comenzado a reflexionar si se está teniendo en cuenta la estructura del cerebro para comenzar a actualizar, personalizar e implementar nuevas metodologías de enseñanza-aprendizaje.

La discusión, en diferentes idiomas y sociedades, parte de la misma premisa: ¿se están considerando las características específicas del cerebro de cada persona para señalar cuál es la mejor estrategia educativa?. Esto significaría, además, aceptar que el desarrollo del cerebro impone, definitivamente, nuevos modos porque cada uno sigue un desarrollo que no es siempre el mismo para todos, ni al mismo tiempo.

¿Cuáles podrían ser las metodologías modernas que ejemplifican con mayor exactitud un entendimiento de la neuroeducación, una aceptación del trabajo en red, una necesidad de la inclusión de las TIC? Aprendizaje basado en proyectos, aula invertida (Flipped Classroom), teoría de las inteligencias múltiples, aprendizaje colaborativo, conectivismo, entre otras.

Además de metodología, se puede hablar de sistemas o capacidades que, antes, se entendían como específicos solo de algunos campos. Por ejemplo: la importancia del aprendizaje de la programación, entendiéndola no como una herramienta que sirve solo para escribir código (si no, estarían los programadores para hacerlo), sino como la capacidad de reflexionar sobre estructuras, tal como se hace cuando se aprende análisis sintáctico o latín: desarrollar a través de la programación, estructuras de pensamiento.

El neurocientífico argentino Mariano Sigman explica: "Lo que sí pienso es que entender el pensamiento humano, del que uno de sus abordajes es el pensamiento computacional, es tratar de entender qué hacemos nosotros, algorítmicamente, para resolver los problemas que resolvemos. Cómo hacemos para jugar al ajedrez, para hacer una cuenta, para recordar algo, cómo lo organizamos en la memoria. (…) Si vos entendés los ingredientes de un proceso complicado, es más fácil poder solucionarlo que si es algo tan basto que no podés descomponerlo en piezas".

La neurociencia propone su parte, participar a través de su especificidad (el estudio del cerebro, entre otras cosas) en la transformación de las metodologías pedagógicas que permiten enseñar y aprender, hasta el momento. La educación considera que una ciencia puede aportar aspectos que desconoce y que, sin embargo, pueden servirle para mejorar su tarea, que la interdisciplinariedad enriquece la discusión porque se toman en cuenta diversos aspectos en un contexto más amplio.

La neurociencia dice: el cerebro tiene ciertas características que hacen de las personas individualidades. Sin embargo, dentro de esta diversidad o de estas individualidades, se puede ver con claridad la importancia de todas ellas en el compartimiento en red, de tener en cuenta la relación dependiente entre ellas. La educación toma en cuenta estas declaraciones y le suma la tecnología que, en varias de sus formas y expresiones, ha demostrado trabajar del mismo modo: en red, sobre relaciones, teniendo en cuenta las conexiones, entre otras cosas.