Ni victorias tajantes, ni mensajes definitivos, las urnas en Rosario dejaron lecturas cruzadas con advertencias para los ganadores y un escenario auspicioso para quienes corren desde atrás. La intendenta Mónica Fein se impuso en las internas del Frente Progresista a Pablo Javkin y esa fue la fuerza más votada (34%). Sin embargo, Ana Martínez fue la candidata con más votos propios en estas Paso, 26%, y sin rival en el PRO. Tercero ingresa el Frente Justicialista para la Victoria (21%) y con Roberto Sukerman doblando a Fernando “Chino” Rosúa. Desde el Frente Renovador, Alejandro Grandinetti se ubica cuarto con 10% (tampoco tuvo puja en esta primaria).

Mala elección de la izquierda en sus tres variantes, lo que implica la exclusión de las generales ya que no superan el piso del 1,5 por ciento del total del padrón. Lo propio ocurre con otros tres partidos. Se trata de seis fuerzas pequeñas que no estarán en las generales, lo que reconfigura la nueva elección.

En su discurso de este domingo a la noche –breve, conciliador hacia el frente, para nada eufórico–, Fein buscó aferrarse a la foto de los 8 puntos de ventaja sobre el PRO y se apuró en abrazar a Javkin para retener buena parte de sus votos. Sin embargo, la película dice otra cosa: la intendente perdió 17 puntos de la elección de hace cuatro años, cuando accedió al Palacio de los Leones. Además, el Frente obtuvo menos votos que en la categoría para concejales.

Por el contrario, Martínez creció 8 puntos con respecto a los comicios de 2013, cuando fue electa concejal. Además, en las generales suele florecer el voto útil y habrá que ver si quienes pujan por un cambio y optaron por otras fuerzas se concentrarán en la periodista del partido amarillo, quien se afianza como la principal amenaza del socialismo.

Allí están por ejemplo los nada despreciables diez puntos de Grandinetti –otro periodista, pero en la fuerza de Sergio Massa–, quien se esforzó en poco tiempo por mostrarse como el mejor opositor a Fein y deberá pelear para no sufrir una fuga en las generales del 14 de junio. 

Al justicialismo no le alcanza para descorchar pero Sukerman tiene con qué dar batalla en la próxima cita: sacó una clara ventaja en su interna y tiene chances –al menos en los papeles– de quedarse con los votos de Rosúa y algunos más. Con esos 21 puntos de base, podría pensar en seducir a los votos de una izquierda muy débil y del progresismo no socialista (incluso los de Javkin, según dijo el propio candidato).

Toma un rol clave en este proceso el piso del 1,5 por ciento del padrón (unos 11.735 mil votos en la ciudad de Rosario), que margina a las otras seis fuerzas más chicas de la categoría (de mayor a menor peso): Frente de Izquierda; Frente Social y Popular; Frente de la Cultura, la Educación y el Trabajo; Para la Ciudad Futura; Movimiento Independiente, Justicia y Dignidad; y Es posible.  

Todos reúnen alrededor de diez puntos que se quedarán sin partido en las generales y cuyo destino son una verdadera incógnita (y una tentación para los cuatro finalistas).

En cambio, ni el voto blanco (3,9%) ni los anulados (4,4%) tienen registros distintos al comicio anterior y allí no parece estar el banco de votos para buscar por parte de los nombres en pie. 

Los datos finales