La sexualidad es un aspecto muy importante en la vida de toda persona, en especial cuando tiene una relación sentimental estable.

A través de las relaciones sexuales se establece una conexión física y emocional que les permite a las parejas aumentar su confianza y fortalecer los lazos que los mantienen unidos.

Pero además de esto, a nivel corporal hay una serie de beneficios que impactan de forma positiva en la salud física y mental, estableciendo un equilibrio entre ambos.

Sin embargo, como muchos otros aspectos del organismo, este ámbito se puede ver afectado cuando se desarrollan ciertas enfermedades que desmejoran la calidad de vida. Lo que más viene preocupando a los expertos en salud sexual es que más de la mitad no consultan de forma oportuna, siendo más difícil encontrar un tratamiento.

Como muchos aún desconocen cuáles son esos trastornos que comprometen su vida sexual, a continuación queremos compartirlos para que los tengan en cuenta a partir de ahora.

El cáncer de mama y la autoestima

Las mujeres que son diagnosticadas de cáncer de mama tienen una reducción notable en su autoestima y su actividad sexual.

El miedo a la muerte, la pérdida de un seno y aquellas angustias existenciales que se producen mientras se lucha contra la enfermedad impactan de forma negativa en diferentes campos emocionales y físicos.

En la actualidad, más del 86% de las mujeres logran sobrevivir más de 5 años, pero suelen tener secuelas que, de no tratarse, terminan haciéndoles mucho mal. La pérdida del atractivo físico, las cicatrices y el impacto emocional disminuye el interés sexual hasta niveles casi nulos.

Por esto es esencial brindar apoyo psicoterapéutico, en lo posible en compañía de la pareja.

Diabetes

La diabetes y sus complicaciones comprometen de forma directa la sexualidad de los pacientes. En el caso de los hombres influye en la disfunción eréctil y eyaculatoria, mientras que en las mujeres se reduce la excitación y la capacidad para llegar al orgasmo.

Estos efectos se pueden disminuir con un oportuno control de los niveles de azúcar en la sangre y la adopción de hábitos de vida saludables.

Enfermedades cardiovasculares

Los pacientes con enfermedades cardíacas sienten temor de tener relaciones sexuales por el riesgo que existe de padecer un infarto durante el acto.

En este caso, es esencial que el médico analice la dimensión del problema y el tamaño del riesgo que puede acarrear. En la mayor parte de los casos hay un déficit de asesoramiento médico, lo que influye en la problemática.

Por ser tan delicado el tema siempre es necesario consultar cuál es el momento apropiado para retomar la vida sexual; no obstante, expertos en el tema aconsejan empezar con las posiciones tradicionales en la cama, además de hacer actividades de bajo impacto para mejorar la condición física.

Por supuesto, es prudente esperar a que el pecho cicatrice y hacerse constantes chequeos para verificar que todo continúa bien.

Deterioro de los vasos sanguíneos

El daño vascular no solo aumenta los riesgos cardíacos, sino que afecta de forma directa la salud sexual.

Este problema ocasiona una restricción de la circulación sanguínea, lo que lleva a padecer disfunción eréctil y lubricación inadecuada.

Problemas emocionales

Una persona que con regularidad atraviesa episodios de estrés, ansiedad y depresión suele tener graves dificultades para disfrutar una sexualidad plena.

En el cerebro se origina el deseo sexual y al presentar un desequilibrio en los neurotransmisores hay una disminución significativa de la libido, la excitación y el orgasmo.

Por otro lado, se cree que también causa complicaciones a nivel físico, ya que en algunos casos produce sustancias que reducen el tamaño de las arterias, disminuyendo la irrigación de los tejidos, algo que afecta, por ejemplo, a la erección del pene.

Quistes en los ovarios

Uno de los síntomas que presentan las mujeres con quistes en sus ovarios es un intenso dolor cuando mantienen relaciones sexuales con su pareja.

Por supuesto es un factor que afecta de forma significativa este ámbito, en especial porque disminuye el deseo e impide disfrutar el sexo.

Cuando esta afección ocasiona este tipo de inconvenientes lo más aconsejable es consultar al ginecólogo para encontrar la solución más apropiada.

Prestarle mucha atención a todas estas patologías es la mejor forma de encontrar un tratamiento oportuno que impida los efectos negativos sobre la sexualidad.

Así mismo, resulta esencial mejorar la comunicación en pareja para sentir más apoyo en la lucha por superar estas dificultades.