Este miércoles, la foto de Alan Monzón, de Rosario3.com, de un niño en bermudas en medio de hombres con bombos y pecheras se convirtió en la imagen de la lucha de los trabajadores de Mefro Wheels. El nene levantaba un cartel que rezaba “basta de despidos”. Su papá, Miguel Serrano, es uno de los 170 empleados que la firma alemana dejó en la calle. La semana pasada la fábrica de llantas de acero –única en su tipo en el país– cerró y dejó en vilo a los empleados que no saben cuánto ni cuándo van a cobrar sus indemnizaciones.

Sin embargo, en contacto con Radiópolis (Radio 2) Miguel aseguró que tiene “esperanza” de que la cosa cambie. Que los dueños de Mefro Wheels vendan la empresa y que los nuevos titulares mantengan las fuentes laborales.

“Casi todos tenemos la esperanza de que vuelva a abrir”, dijo.

Oriundo de Corrientes, Miguel tiene 38 años y dos hijos, el nene de siete años y una nena que hace poquito cumplió cuatro. A ambos los lleva a las marchas. Hace diez años que trabaja en la planta de Ovidio Lagos al 4400, en el sector discos. Antes trabajó en una fábrica de plásticos en Villa Gobernador Gálvez; y antes de eso le daba una mano a su papá en el campo.

Aunque no pierde la esperanza, se nota su cansancio. “Es triste luchar todos los días”, lamentó.

El cierre de Mefro Wheels desnudó una situación que se repite en otras fábricas de la región y reavivó el debate por las importaciones. MW era la única fábrica del país que producía llantas de acero y lo hacía desde la década del 60, ininterrumpidamente a pesar de los avatares económicos del país.

Sin embargo, no es la única fábrica que tuvo que bajar la persiana con las últimas medidas económicas del gobierno de Mauricio Macri. En Santa Fe cerraron la procesadora de lácteos Chateaubriand SA de la localidad de Carmen; la empresa Nesagio (Cer Plac) de Ceres, dedicada a la producción de baterías, placas y plaquetas.