Para el ritual de inhumación, el rabino Marcelo Polakoff optó por las oraciones convencionales a pedido de su madre. Es decir, no se lo trató como suicida lo que significa que su familia abona todavía la hipótesis del homicidio. Fue sepultado a unos 20 metros de las tumbas de las víctimas del atentado a la Amia, cerca de los caídos en las guerras de Israel.

Según publicó Clarín, durante el entierro no se utilizó el rito ortodoxo para los suicidas. La mamá del fiscal, Sara Garfunkel, eligió el sitio para su descanso "en tierra y a perpetuidad" en el Cementerio Israelíta de La Tablada.

Y es que las circunstancias en la que fue hallado el cadáver de Nisman había despertado en su momento sospechas de suicidio, una teoría jamás sostenida por su familia y puesta duda en un principio, y luego del todo negada, por el gobierno.

Si hubiera sido considerada una muerte voluntaria el ritual judío dictaba una sepultura apartada, se trata de una ceremonia ortodoxa y actualmente caída en desuso que, no obstante, no se cumplió tampoco en este caso.

El cortejo fúnebre con los restos de Nisman llegó a las 11 al cementerio. En medio de un fuerte operativo de la Policía Bonaerense, el vehículo con el féretro fue recibido con aplausos por un gran número de personas, algunas de las ellas sostenían carteles con consignas como "Justicia por el fiscal", "Nisman somos todos" y "La verdad no muere". Puertas adentro, esperaban figuras de la cúpula de la Daia y la Amia, diplomáticos de la embajada de Israel, amigos, familiares y colaboradores del fiscal.