Respetar los protocolos de mantenimiento que indican los fabricantes de automóviles no sólo redunda en mayor tranquilidad para el usuario, sino también en menores costos, óptimo funcionamiento del vehículo y cada uno de sus componentes lo que se traduce en una mayor vida útil del mismo.

“Se gasta más dinero y esfuerzo en corregir que en prevenir una rotura”, dicen los especialistas. Por esto, y considerando el crecimiento que viene teniendo nuestro parque automotor en vehículos

dotados con creciente tecnología, resulta imprescindible contar en el mercado con talleres de servicio equipado no solo con todos los elementos de diagnóstico adecuados y actualizados, sino también con material humano y capacitado, que con seriedad y honestidad estén a la altura de los requerimientos.

En este marco se inscribe la creaciópn de Werkstatt, una alternativa en mantenimiento automotriz ofreciendo un servicio premium multimarca para todas las gamas de vehículos.

¿Qué es un protocolo de mantenimiento?

Un protocolo de mantenimiento es un listado de tareas a realizar en un tipo concreto de componente o un conjunto de estos, por ejemplo en un automóvil. La metodología basada en la determinación de las tareas que componen el plan de mantenimiento a partir de las recomendaciones de los fabricantes tiene algunas ventajas, como la sencillez a la hora de determinarlas, pero también complicaciones a la hora de atenderlas correctamente. Cada fabricante luego de muchos ensayos y estadísticas conforman según modelo del vehículo, motorización, equipamiento, tipo y condiciones de uso, estima que cada cierto tiempo o kilometraje los trabajos de mantenimiento a realizar de manera tal de alargar la vida útil de cada componente, en especial los que contemplan la seguridad del automóvil.

En nuestra economía actual realizar el service al auto muchas veces impacta en el usuario de una manera poco feliz, ya que si concurre con su vehículo para realizar lo correspondiente, seguramente en la mayoría de los casos, no podrá tangibilizar el gasto ya que la sensación es de obtener lo mismo que antes de concurrir al servicio. Este debería ser en realidad la compra de un beneficio inmejorable, como es lograr el funcionamiento y la seguridad del automóvil a través del tiempo, el cual además termina siendo, prorrateando el costo del mismo en los meses a los que deberá concurrir nuevamente, hoy lo más barato dentro del costo del uso del mismo.

Realizar según lo recomendado por el fabricante el “service” cada 7500, 10000, 15000, 20000, 30000 km o 6 meses, 1 año o 2 años es lo correcto para mantener y extender la vida útil del motor

y sus componentes funcionales, cambiando el aceite y su filtro, el filtro de aire y de combustible uno se asegura el correcto funcionamiento a lo largo de los kilómetros. Tarea que correctamente

puedo realizar un lubricentro independiente de una concesionaria oficial de la marca.

Pero existe además un protocolo de “inspección” que a lo que apunta es a controlar el funcionamiento y mantener otros puntos vitales del automóvil, en especial lo inherente a la seguridad controlando además de piezas expuestas a desgaste propias del motor, como ser bujías, correas, tensores, batería, caja de velocidades, embrague, sistema de refrigeración, etc.; componentes como las pastillas de freno, nivel y limpieza del sistema de frenos, fallas de sensores

de sistemas de controles de estabilidad y ABS, desgaste de bujes y rotulas de los trenes de rodaje, sistema de dirección, iluminación, limpiaparabrisas, estado de cubiertas, amortiguadores, entre

otras más. Para realizar el correcto control y mantenimiento de estos elementos es necesario un equipamiento actualizado y disponer de conocimiento no sólo en el área mecánica sino además en

los sistemas electrónicos, la mecatrónica. La inspección en el momento indicado por el fabricante

en su protocolo evita en la mayoría de los casos posibles roturas costosas e informa el estado de desgaste pudiendo realizar un mantenimiento o una reparación programada, traducido en un menor costo que ante un esquema de mantenimiento a la rotura.