Miwa Sado, una periodista de 31 años que trabajaba en Tokio para el canal público NHK, fue encontrada muerta en su cama en julio de 2013, después de haber sufrido un paro cardíaco. Ese mes había tenido una impresionante sobrecarga laboral: trabajó 159 horas extra en 30 días. Cuatro año después, la NHK finalmente pidió disculpas a la familia de la fallecida.

Después de estudiar el caso, las autoridades japonesas habían concluido que la muerte se debió a una cantidad excesiva de horas extras. Sólo había tenido dos jornadas de descanso en el mes que precedió a su fallecimiento.

La NHK terminó haciendo público el asunto cuatro años más tarde, bajo la presión de los padres de la joven, que reclamaron medidas para evitar casos similares. El canal afirmó que reformará las condiciones de trabajo de sus empleados. "Lamentamos haber perdido a una excelente periodista y nos tomamos muy en serio el hecho que se haya hallado el vínculo entre su muerte y el trabajo", dijo el presidente de la NHK Ryoichi Ueda. "Vamos a seguir trabajando en favor de una reforma, con la ayuda de sus padres", dijo a la prensa.

La muerte por exceso de trabajo es un fenómeno tan extendido en Japón que hasta existe una palabra para ello, "karoshi". Según un estudio gubernamental de 2016, el 23 % de las empresas encuestadas en distintas empresas e iniciara una campaña en contra del karoshi.