El cierre de La Luna, el mítico bar de Tucumán y el bajo, a fin de mes reflotó la discusión sobre la noche rosarina y desempolvó un anteproyecto presentado por un grupo de concejales el año pasado para rever la ordenanza que regula la diversión nocturna. Desde el Ejecutivo, el secretario de Control y Convivencia Ciudadana, Pablo Seghezzo, insistió en tratar el tema y propuso prohibir la venta de alcohol una hora antes del cierre del boliche.

Según publicó El Ciudadano, para Seghezzo, cortar con la venta de bebidas alcohólicas “alrededor de una hora antes del cierre de las confiterías bailables para que la gente salga con un nivel menor de alcohol en sangre”.

“Creo que puede ayudar”, señaló.

Tal vez más importante que esta propuesta, es la intención desde el Palacio de los Leones de volver a tratar el proyecto de modificación de la ordenanza Nº 7218 de Espectáculos Públicos que desde octubre de 2014 descansa en las comisiones de Gobierno, Seguridad y Producción del Concejo Municipal.

Aquella primavera, los ediles Osvaldo Miatello, Diego Giuliano, Roy López Molina y Jorge Boasso habían planteado una serie de cambios a la vieja ordenanza; entre ellos, instalar cámaras de videovigilancia dentro y fuera de los locales bailables, fijar horarios de apertura y cierre específicos y cupo de personas de acuerdo a cada habilitación, entre otros aspectos.