Existen distintas metodologías de aprendizaje. El sistema tradicional es aquel que parte de la formación teórica en clase, como base previa para poder aplicar esos conocimientos adquiridos en la práctica posterior. Sin embargo, esta no es la única forma de aprender. ¿Conoces el aprendizaje basado en problemas? Esta metodología impulsa al alumno hacia el desarrollo de aptitudes, competencias, destrezas y habilidades encaminadas a resolver las situaciones reales.

Por el contrario, en el aprendizaje centrado en problemas, antes se analiza el conflicto en sí mismo, se estudia el contexto del problema, las habilidades necesarias para afrontarlo y se realizan distintos planteamientos para abordar el asunto, según plantea el sitio formacionyestudios. Esta metodología tiene una filosofía pragmática orientada a la adquisición de experiencia como recurso facilitador de ideas.

¿Cómo se aplica esta metodología en la práctica?

Un grupo de alumnos de número reducido, en coordinación con un tutor que actúa como mentor, trabaja en equipo para buscar la mejor solución ante un problema específico y concreto. Esta búsqueda de solución del problema ofrece, de forma directa, un aprendizaje añadido.

Una de las ventajas de este método didáctico es que el alumno adopta un rol proactivo y no reactivo mientras que el profesor abandona el rol de la clase convencional en el que él lleva el protagonismo de un discurso magistral. En este caso, el tutor es un facilitador del aprendizaje.

¿Cuáles son los objetivos de esta pedagogía?

1. Implicar al alumno como protagonista de su propio proceso de descubrimiento. Sin embargo, no emprende ese camino de forma individual sino que adquiere el feedback positivo de un espacio marcado por el intercambio de ideas, la información, la escucha activa y la colaboración continua.

2. Situar al alumno en el plano de situaciones reales que pueden darse de verdad con el fin de ofrecerle una mejor preparación para gestionar ese tipo de circunstancia.

3. Desarrollar el trabajo en equipo por medio de la colaboración constante en la consecución de un objetivo común. Este aprendizaje de trabajo en equipo es vital para afrontar otras experiencias de la vida, por ejemplo, el trabajo en la oficina.

4. Fortalecer el recuerdo y la comprensión de lo aprendido a partir del aprendizaje vivencial que se contrapone al método convencional de la memorización de un texto. El aprendizaje vivencial está acompañado por emociones y sensaciones. Estos ingredientes hacen que el pensamiento fije mejor esos estímulos.

5. Aprendizaje autodidacta. El alumno adquiere una actitud positiva para encontrar sus propias respuestas ante los conflictos. Esto aumenta el potencial del alumno que se convierte en su mejor versión a partir del desarrollo de una actitud adecuada.

6. Motivación intrínseca. Existen distintos tipos de motivación. El tutor del grupo ejerce una labor de refuerzo positivo como mentor, por tanto, incrementa la motivación externa en los momentos de dificultad. Sin embargo, la clave de esta metodología es que pone el peso del aprendizaje en el propio alumno. Es decir, la motivación interna es la clave del desarrollo.

7. Todo problema tiene una meta de aprendizaje fundamental. Existe una relación de causa y efecto entre ambos elementos. Es decir, el problema, analizado desde el prisma de la educación, tiene un porqué y un para qué.

8. Desarrollo del sentido crítico a partir de la capacidad de reflexión y el poder de las preguntas antes de definir las respuestas concretas.

Desde el punto de vista filosófico, conviene recordar que Aristóteles explica que todo conocimiento comienza con la experiencia. Y este método de aprendizaje parte también de esta premisa a nivel epistemológico.