El gobierno de Rusia presentó cargos de piratería contra activistas de Greenpeace, entre ellos la argentina Camila Speziale, que trataron de abordar una plataforma de perforación petrolera en el Artico que es propiedad de la compañía estatal Gazprom y ahora está retenidos.

Son 30 los activistas a los que la guardia costera rusa trasladaba en el barco usado por Greenpeace, el Arctic Sunrise, que había sido tomado por asalto por la fuerza de seguridad.

La acusación de Rusia deja en la nada la especulación de que los activistas iban a ser liberados sin cargo, formulada por el abogado de Greenpeace Argentina, Mauro Fernández.

“Se está diciendo que los van a acusar de terrorismo o piratería pero ningún cargo tiene sustento. Ya se analizó legalmente y cualquier acusación se cae inmediatamente. Los activistas en ningún momento pusieron en riesgo a nadie ni a la plataforma”, dijo días atrás Fernández.

Pero para Rusia, la detención estaba justificada porque “Las acciones eran de una naturaleza agresiva, provocativa y tenía el aspecto de las actividades extremistas capaces de causar muertes de seres humanos y otras consecuencias graves”.