Es un reto que conlleva acciones diferentes aún para los que tienen cobertura social, lo cual no garantiza tener acceso a todos los medicamentos, porque padecen un retraso significativo de entre seis y ocho meses en trámites administrativos para poder liberar los medicamentos para el tratamiento”, afirmó el presidente de la Liga Panamericana de Asociaciones de Reumatología (Panlar), Carlos Pineda.

La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune crónica cuya causa exacta se desconoce, en la que el cuerpo ataca por error a las articulaciones sanas, causando inflamación, dolor, rigidez y pérdida de función articular en el transcurso del tiempo, además de fatiga y debilidad.

El reumatólogo colombiano Carlo Vinicio dijo que “se busca que se disminuya el impacto social y económico de la enfermedad y mejorar la ruta de atención de los afectados para detectarlos y tratarlos más tempranamente, educando mejor tanto a los médicos como a los pacientes”.

“Una de las barreras en el acceso al tratamiento es que hay pocos especialistas: en Colombia son 150 reumatólogos para 45 millones de habitantes, mientras que en Uruguay son la misma cantidad, pero para tres millones”, ejemplificó Vinicio, quien afirmó que “los sistemas de salud son sistemas de enfermedad”.

Según Panlar, América Latina tiene apenas 5.000 reumatólogos para una población de unos 600 millones de personas.

Una mujer, Cecilia, brindó al simposio la perspectiva del paciente, ya que lidera un grupo de personas en tratamiento en Chile. “Yo tuve una artritis bien agresiva, que impacta en todas las áreas de la vida desde que te diagnostican”, volcó ante el auditorio.

La mujer contó que “a partir de vivir con dolor aparece mucha depresión (porque) te levantás con dolor, te acostás con dolor. Es como tener gripe siempre. Dejás de salir, de compartir… lo que cuesta es cambiar toda la vida, inclusive la vida sexual”, contó con modo afable.

Cecilia dijo que “tener que explicar algo como el dolor, que no es visible, causa un dolor emocional: el cuerpo está enfermo, pero además, hay un padecimiento psíquico muy profundo”. “Como organización de pacientes, una pelea que queremos dar es la reconversión laboral, porque seguimos siendo valiosos aún cuando no nos funcione la mano”, reivindicó.

Las Asociaciones reclamaron la formulación e implementación de políticas públicas efectivas, integradas y sostenibles en el tiempo, que reduzcan los impactos negativos de las dolencias músculo esqueléticas en la salud de la población, y en su productividad.

El abordaje para la artritis reumatoide de las Asociaciones de los 23 países americanos que integran Panlar enfatiza el diagnóstico temprano para tratar la enfermedad antes de que deforme las articulaciones y cause destrucción articular permanente en rodillas, dedos, muñecas y tobillos.

Con una prevalencia en la población “del uno por ciento por año”, mayormente en mujeres, la enfermedad se expresa predominantemente entre los 35 y los 60 años, aunque puede aparecer en cualquier momento de la vida.

Es multifactorial y se expresa por la interacción de factores genéticos de susceptibilidad y ambientales, como tabaquismo, obesidad o cambios metabólicos, entre otros.

La Coalición Nacional para el Combate de las Dolencias Músculo esqueléticas de Brasil pide la creación de un programa nacional de políticas públicas centrado en la prevención y el diagnóstico y tratamiento precoz, rehabilitación funcional y readaptación ocupacional de las personas que viven con artritis reumatoide.

“Actualmente existen mejores métodos de diagnóstico y herramientas terapéuticas de alto desarrollo tecnológico que deben beneficiar a todos los pacientes, lo que exige modelos de atención específicos para minimizar el impacto de esta enfermedad de manera costo efectiva”, aseguró Vinizio.

Acerca del cambio que tendría que generar el sistema de salud pública para jerarquizar el enfoque de la artritis reumatoide como tema de interés sanitario, el reumatólogo y docente de Medicina en Córdoba Marcelo Sánchez Freite opinó que el punto de partida “es la educación en la universidad, porque a los estudiantes hay que explicarles las cosas que estamos haciendo, cuyos resultados se ven en muchos años”.

“Hay que trabajar a nivel sanitario en la población desde los organismos públicos que dependan del Estado para que Salud tenga un programa de formación continua”, enfatizó.

Sánchez Freite consideró que “en Argentina, todo el mundo sabe lo que hay que hacer para no contraer cólera porque el Estado actuó como correspondía actuar: educó e impregnó a la gente con la idea de no beber aguas servidas, y que si tenía que tomar (líquido) con poca potabilización, usara pastillita de cloro para potabilizar”.

“Creo que eso impregnó de por vida, y creo que si se hicieran campañas de alto impacto como ha sido la del cólera, tendríamos efectos benéficos inmediatos, inmediatos -repitió-, porque está clarísimo que el mejor socio para hacer esto es el Estado”.

Fuente: télam.com.ar