No fue uno sino tres los disparos que recibió Jonathan Ezequiel Herrera, el chico que murió este domingo en zona sur al quedar en medio de un tiroteo entre policías y un motochorro que acababa de asaltar una juguetería. La autopsia reveló que la única bala que permaneció alojada en su cuerpo es de 9 milímetros, el calibre de las armas de las fuerzas de seguridad.

Según precisó en Radio 2 el periodista Hernán Funes, las pericias realizadas en el Instituto Médico Legal sobre el cadáver del joven, que tenía 23 años y falleció mientras lavaba un auto en pasaje Villar y Ayacucho, arrojaron que fue alcanzado por tres tiros.

El que le causó la muerte fue uno que le rozó la cabeza, ya que le astilló el cráneo y provocó daños irreversibles en el interior del mismo. Otro proyectil le atravesó un pie y el tercero, sobre el que recae buena parte de la investigación, le ingresó por un muslo y no salió: le quedó en la cadera.

Esa última bala es una 9 milímetros, el calibre que utiliza la Policía en sus pistolas reglamentarias, por lo que se intenta establecer si fue efectivamente fue un agente –y quién fue– el que provocó ese disparo. Aunque no necesariamente es el responsable de los otros dos que impactaron en el cuerpo de Jonathan.

En ese sentido, cabe recordar que son nueve los uniformados que intervinieron en el procedimiento derivado en tiroteo, y todos están demorados mientras se avanza con las pesquisas. Hay diez armas secuestradas.

El fiscal de Homicidos Dolosos Adrián Spelta señaló por Radio 2 que la víctima fatal habría intentado refugiarse detrás de un árbol por el modo en el que fue encontrado ya herido por personal del Sies, algunos metros alejado del coche que lavaba en la vereda.

Los investigadores peritan ahora imágenes de video tomadas por una cámara domo ubicada en Ayacucho y bulevar Seguí (muestran parte del tiroteo pero no permiten ver la muerte de Herrera) y pretenden conseguir otras filmaciones de privados, como por ejemplo las de una estación de servicio ubicada a metros del lugar de la desgracia.

Asimismo, continúa la búsqueda del cómplice del motochorro que resultó herido y detenido tras el fuego cruzado. En principio fueron dos los delincuentes que robaron a mano armada una juguetería ubicada en San Martín y Saavedra, episodio que desencadenó los demás.