Por Pablo Gavira

​El escenario del gran partido de este sábado está en los últimos retoques. Luce hermoso, imponente, majestuoso. Las obras concluyeron en 1938, en el 2010 fue remodelado por completo. Es muy amplio, con pista de atletismo que da aún más un marco fantástico. En este lugar juega de local la Selección trasandina y la U de Chile.

Aspersores en todo el terreno de juego, a lo largo y ancho para que siempre este húmedo el cesped, cámaras de seguridad, bancos de relevos movibles, todas butacas, la capacidad es de 45.000 personas, el foso, ya no tiene agua solo quedó su estructura de hormigón y un campo extraorinario que el 4 de julio será de lujo.

Aquí se disputaron el Mundial de 1962 y algunos juveniles, 9 Copa América, 11 finales de Copa Libertadores y varios certámenes mas. Es un recinto deportivo, complejo de diversas actividades que se practican allí durante el año, en toda su extensión de 62 hectáreas.

Tanta historia acumulada en lo deportivo y en lo político. Lejos de los cantos, aplausos y goles el estadio Nacional de Santiago guarda dentro de esos pasillos de las tribunas gritos y suplicas de la época oscura de Chile. 

Detrás de uno de los arcos, se preserva una tribuna de madera con una leyenda "Un pueblo sin memoria, es un pueblo sin futuro" y es un recordatoria para dejar viva la cruda historia del gobierno de Pinochet.

El 11 de setiembre del año 2003, 30 años después del golpe de Estado, se declaró este sector del Nacional Monumento Histórico. Por eso en las sucesivas remodelaciones que le hicieron al estadio, no modificaron el sector debajo de la tribuna ni tampoco los tablones.

Hoy el pueblo chileno tiene otra imagen del complejo, hoy es uno de los lugares más preciado para la gente y mas visitado por los turistas. Una nueva final tendrá el denominado Coloso de Ñuñoa o El Nacional y escribirá en sus páginas el nombre de un nuevo campeón.