“No tengas miedo de unirte a esta página, no estás defendiendo nada malo, simplemente es para abrir más la mente de algunas personas que que sólo juzgan sin saber de qué se trata esto y de cómo nos sentimos. Un trabajo es un trabajo, y esto es lo que apoyas. Un laburo digno”.

El párrafo pertenece a la página en Facebook, Prostituta, una laburante más, un espacio virtual que invita a entender a la prostitución como un trabajo, una ocupación como cualquier otra. Al menos es la visión de Victoria, su administradora quien contó a Rosario3.com que decidió abrir el debate tras ejercer el trabajo sexual en La Rosa, el mítico local de Juan Cabrera, clausurado el año pasado. El tema volvió a la agenda pública luego de que se iniciara una investigación judicial sobre una supuesta red de explotación sexual que habría operado a través de Supergatitas.com

“Después que cerró La Rosa fue muy difícil volver a trabajar. Con las chicas que estábamos ahí empezamos a debatir cosas, a charlar sobre esto y necesité expresarlo, tenía mucha bronca”, explicó esta joven de 25 años que asegura que una vez que cerró el sexy bar no pudo seguir ejerciendo como trabajadora sexual, una actividad que le complacía realizar.

“Prostituta, una laburante más” fue subido el año pasado por Victoria como una forma de catársis pero también, según contó, como un medio para promover su visión en torno a la prostitución.

Un recorrido por la página deja ver varios posteos en donde se defiende el sexo rentado como una manera de ganarse la vida y en paralelo se cuestionan las voces de organizaciones y personajes que opinan o se manifiestan sobre esa actividad y en contra de la trata de personas. Esas visiones, en gran parte del sitio, son presentadas como contrapuestas y en conflicto.

Como muchas meretrices, considera que tienen el derecho de poder brindar servicios sexuales de manera libre, como un “laburo digno”, al igual que cualquier otra profesión u oficio. Sin embargo, sostiene que sin locales, whiskerías o caberts abiertos, la prostitución se torna peligrosa porque las mujeres quedan expuestas tanto a los vecinos que se oponen a que trabajen en departamentos linderos como también por los mismos clientes.

“Esto es así pero no podemos hacer nada porque no tenemos poder”, lamentó la joven, quien pidió sumarse al sitio y dialogar sobre la problemática.