La gobernadora de Oklahoma (EE.UU.), la republicana Mary Fallin, detuvo este miércoles la ejecución del reo Richard Glossip en el último minuto a raíz de una polémica por los posibles fallos en los protocolos de la inyección letal y sus componentes. Se da luego del reclamo del Papa Francisco de abolir la pena de muerte en el mundo y también tras un pedido del propio pontífice especialmente por este condenado.

El anuncio se produjo una hora después de que el Tribunal Supremo de Estados Unidos se negara a detener la ejecución de Glossip, condenado por ordenar el asesinato de Barry Van Tresse, el dueño de un motel, en 1997, informa la agencia EFE.

"Hoy surgieron preguntas de última hora sobre el protocolo de ejecución de Oklahoma y los productos químicos utilizados para la inyección letal", afirmó Fallin en un comunicado.

"Después de consultar con el Fiscal General y el Departamento de Correcciones, he emitido un aplazamiento de 37 días de la ejecución mientras que el estado se ocupa de estas cuestiones y se asegura que está cumpliendo plenamente con los protocolos aprobados por los tribunales federales", añadió la gobernadora.

Fallin no entró en detalles, pero sí dijo que el estado quería saber si podía usar acetato de potasio en una ejecución, ya que normalmente la droga usada es el cloruro de potasio, que detiene el corazón.

Glossip fue declarado culpable del asesinato de Barry Van Treese, cuyo asesino, Justin Sneed, testificó que Glossip lo contrató para acabar con la víctima, a quien golpeó con un bate de béisbol hasta causarle la muerte en 1997.

Los abogados de Glossip, quien ni siquiera estuvo presente durante el asesinato de Van Treese, han presentado apelaciones en diversas instancias, incluida el propio Tribunal Supremo, obteniendo siempre negativas para detener la ejecución.

La defensa del condenado, quien iba camino de convertirse en el segundo en ser ejecutado en Estados Unidos en menos de 24 horas, alegaba que no había pruebas fehacientes que demostraran que Glossip contrató a Sneed para acabar con la vida de la víctima y puso también en duda los protocolos de actuación para la ejecución.

El preso recibió también este mismo miércoles el apoyo del papa Francisco, quien en su reciente visita a Estados Unidos la semana pasada pidió la abolición de la pena de muerte, vigente aún en algunos estados del país.

El último martes, las autoridades de Georgia (EE.UU.) ejecutaron a una mujer condenada a la pena capital por el crimen de su esposo hace 18 años, tras negarle una petición de clemencia y a pesar de otra solicitud del papa Francisco de conmutarle la pena capital.