La trombosis venosa profunda es un desarreglo cardiovascular debido a una inflamación de la pared de las venas, provocada por la formación de un coágulo de sangre.

Existen diversos factores de riesgo que favorecen el desarrollo de la trombosis. Pueden atribuirse a tres causas principales, que se denominan tríada de Virchow, descriptas en 1852 por el Dr. Rudolf Virchow:

- Reducción de la velocidad de flujo sanguíneo. Por ejemplo: por inmovilidad post-operatoria, un vendaje de yeso, una férula, una afección venosa previa (insuficiencia venosa crónica).
- Lesiones en la pared vascular. Por ejemplo: cirugía, herida o inflamación, o alteraciones venosas debidas a la edad (varices).
- Aumento de la tendencia a la coagulación sanguínea, ya sea por un aumento de la concentración de factores activadores de coagulación o disminución de los inhibidores de la misma, o bien por desbalance en el equilibrio normal entre coagulación y fibrinolisis.

En general, el riesgo de trombosis aumenta con la edad, el sobrepeso, tabaquismo, neoplasias, cirugías traumatológicas, durante el embarazo y el puerperio. También, poseen mayor riesgo quienes tienen antecedentes familiares de trombosis sin causa aparente, ya que la herencia juega un rol importante, pero no debe dejar de tenerse en cuenta que la Trombosis Venosa es un evento multifactorial.

Una de cada cuatro muertes en el mundo tienen un responsable común: la trombosis. Es que los coágulos sanguíneos en las arterias o venas, también llamados trombos, son la causa de las tres principales causas de muerte cardiovascular: infarto de miocardio, accidente cerebrovascular (AVC) y trombosis venosa (TEV).

Para prevenir la formación de estos coágulos, es importante ser proactivo, estar en movimiento. Averiguar si uno está en riesgo y hablar con el médico para saber si necesita algún tipo de terapia preventiva, especialmente en casos de internación hospitalaria o cuando la persona va a someterse a alguna intervención quirúrgica.

Las medidas de prevención para aquellos pacientes considerados “de riesgo” incluyen: medicación que evite la formación de coágulos (anticoagulantes); uso de dispositivos mecánicos (medias de compresión, dispositivos de compresión neumática intermitente en las extremidades inferiores); y que el paciente internado se mueva, camine o mueva las piernas a menudo. Las dos primeras opciones también se usan como tratamiento una vez producida la trombosis.