​En el Centro de Investigaciones Básicas y Aplicadas de la Universidad Nacional del Noroeste de la Provincia de Buenos Aires (UNNOBA) analizan el microambiente del tumor. El estudio, según la doctora Laura Alaniz, tiene una importancia fundamental para atacar el cáncer: “El tumor es sus células tumorales, pero también es lo que lo rodea, su entorno”.

En rigor, el microambiente tumoral es definido como “el entorno que se forma cuando una célula normal se descontrola y se vuelve tumoral”. Está constituido por células no tumorales (como células del sistema inmune) y componentes de matriz extracelular (proteínas y glicoproteínas como colágeno, ácido hialurónico, fibronectina). “Estos actores en conjunto favorecen el crecimiento descontrolado de las células tumorales y que ellas sean capaces de llegar a sitios lejanos de donde se originaron, es decir, que hagan metástasis”, explica la especialista a Argentina Investiga. De esta manera, se deduce que si este entorno es atacado se puede evitar el crecimiento del tumor y su propagación.

La investigación de Alaniz se dirige a una molécula específica, el ácido hialurónico, la cual está sobreexpresada en los tumores: “Es un azúcar que realiza muchas funciones patológicas en ese entorno. Yo estudio cómo hacer para modular ese entorno y sobre todo a esa molécula, el ácido hialurónico, a la que estudio desde el año 2001”.

“Modular el entorno” implica modificarlo para que se vuelva poco propicio para el crecimiento de la célula tumoral. “La forma de modular ese microambiente es mediante compuestos biológicos, como anticuerpos que bloquean la acción de factores de crecimiento, enzimas que degraden compuestos de la matriz extracelular o factores que potencien la acción del sistema inmune para atacar el tumor”, sintetiza la doctora Alaniz y añade: “También hay compuestos químicos o drogas que pueden regular el crecimiento de esos componentes celulares”. 

El ácido hialurónico es un componente de la matriz extracelular, que puede cumplir tanto condiciones fisiológicas como patológicas. La investigadora fundamenta por qué, en su opinión, resulta crucial para atacar la enfermedad: “En cáncer, su producción es anómala y muchas veces excesiva, lo cual favorece el crecimiento y proliferación desregulada de la célula tumoral. Además favorece la metástasis, la migración de otras células que forman el entorno tumoral, afecta la acción del sistema inmune, puede modular la generación de resistencia a drogas y favorecer la generación de nichos de células tumorales, que pueden llevar a la reaparición de un tumor”.

Alaniz estudia el ácido hialurónico desde 2001, cuando inició su tesis de doctorado. En aquel momento, desde la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA observó en ratones “cómo aquellas células tumorales que tenían mayor capacidad de generar metástasis eran las de mayor capacidad de unirse al ácido hialurónico, por modular mecanismos o señales intracelulares relacionados con la migración celular”. Pero en cambio, cuando actuaban “fragmentos pequeños del ácido hialurónico” se obtenía un resultado opuesto: se revertía la resistencia a drogas y se potenciaba la acción de células del sistema inmune. En otras palabras, “la molécula degradada podría evitar el desarrollo de ciertos tumores y la resistencia a las drogas”.

En el laboratorio de la UNNOBA, en Junín, Alaniz continúa las investigaciones: “Estamos estudiando la acción de esta molécula según la expresión de los receptores a los cuales se une y en modelos de osteosarcoma y leucemia. Por otro lado, estudiamos cómo la expresión del ácido hialurónico afecta la acción antitumoral de distintas células sistema inmune”.

Si bien Alaniz aclara que su investigación se encuentra en el área de las ciencias básicas, en la actualidad se realizan ensayos preclínicos sobre animales y células tumorales in vitro”. “Si la herramienta funciona -agrega Alaniz- se puede dar un salto hacia el ensayo clínico, que tiene muchas fases, lleva muchos años y requiere mucho dinero. Realmente hay que demostrar que ese ensayo preclínico que uno publica vale la pena ser desarrollado a un nivel clínico. Hay que demostrarlo de muchas maneras para que una empresa farmacéutica, por ejemplo, lo tome y haga el ensayo clínico”, explicó Alaniz.

La investigación desarrollada en la UNNOBA podría aportar, en un futuro, nuevas drogas que consideren el ácido hialuróico como blanco a modular o degradar en el contexto terapéutico. “De esta manera, se podría incidir en los procesos de metástasis, angiogénesis, resistencia a drogas y respuesta inmunológica”, vislumbra Alaniz. Sin embargo, todavía es temprano para plantear resultados concretos en la clínica: “Antes que nada es necesario ampliar y determinar exactamente su función patológica en los tumores”.

Fuente: argentinainvestiga.edu.ar