A comienzos de marzo en Brasil ocurrió un hecho histórico y destacable que lamentablemente pasó casi desapercibido en nuestro país: hinchas (torcedores en este caso) de Gremio y de Inter vieron juntos en la cancha el gran clásico de Porto Alegre. ¿Cómo? Sí, tal cual leyeron.

Las autoridades tuvieron la idea, explicaron las reglas y decidieron llevarla a la práctica: en el estadio Beira Rio dos tribunas iban a ser ocupadas por el local, otra por el visitante y la restante estaría ocupada en su totalidad por simpatizantes de ambos clubes mezclados entre si. ¿El resultado? La convivencia de unos y otros fue perfecta y el objetivo se cumplió con creces.

A partir de ello la pregunta cae de maduro: ¿Argentina (y por qué no Rosario) está capacitada para esto?

Muchos pensarán (y no les faltarán razones) que en un país que ni siquiera permite el ingreso de hinchas visitantes nunca podría ponerse en práctica una medida como esta. Sin embargo el razonamiento primario dice que si Brasil pudo hacerlo, Argentina también debería, al menos, intentarlo.

Brasil es un país culturalmente bastante similar al nuestro y Porto Alegre es una ciudad tan futbolera y pasional como Rosario. Entonces, ¿por qué no?

¿Por qué no pensar que dos íntimos amigos, un auriazul y un rojinegro, puedan disfrutar juntos en la platea un clásico de la ciudad? ¿Por qué no imaginar al marido, hombre de la Lepra, sentado al lado de su mujer, fana del Canalla? ¿Acaso un hincha de Newell's es menos hincha de Newell's por vivir un clásico junto a un amigo de Arroyito? ¿O un canalla es menos canalla por ver un partido al lado de un leproso? 

Emprendimientos así ayudarían a desdramatizar y a pacificar el fútbol, qué después de todo es apenas un juego. Hermoso y pasional, pero un juego al fin.

¿Seremos los argentinos, y particularmente los rosarinos, capaces de mostrar semejante grado de madurez? ¿Podremo. trabajar todos en conjunto (dirigentes, jugadores, periodistas y hasta hinchas) para llevar a cabo esta idea? 

Como escribió el gran Lennon "podrán decir que soy un soñador, pero no soy el único". Ojalá esto que hoy parece una utopía, algún día se trasforme en realidad.