¿Son las escuelas capaces de enfrentar el desafío de la equidad educativa? ¿Son las escuelas un modo más de reproducir las desigualdades de nuestra sociedad? En la escena educativa hay muchas personas que están viendo el camino de la inclusión no como una meta a futuro sino como un trabajo cotidiano en el presente. Este es el caso de quienes dirigen y asisten al Colegio Nº2 “Domingo Faustino Sarmiento”, de Recoleta, que fue capturado por la cámara de Francisco Márquez, en su película “Después de Sarmiento”, que se estrena este jueves 10 de septiembre en el cine Gaumont, ubicado en Rivadavia 1635 (CABA). La producción fue realizada en conjunto con Pensar con las manos y Poncho Cine.

El Colegio Nº2 Domingo Faustino Sarmiento está ubicado en Recoleta, el barrio más caro de la ciudad de Buenos Aires. Fundado en 1892 fue durante muchos años cuna educativa de la elite dominante. Actualmente, en sus aulas, conviven estudiantes provenientes de la Villa 31 de Retiro y sectores medios porteños. Las diferencias de clase, generan tensiones dificultando la organización de un Centro de Estudiantes en común.

Buscando la integración, la rectora y docente de literatura, propone un método pedagógico transformador, generando un intenso debate sobre la propia realidad de los jóvenes. Sin dar respuestas cerradas, “Después de Sarmiento” aborda el desafío pedagógico que tiene planteada la escuela pública en esta etapa, dejándonos un inquietante interrogante: ¿La escuela actual cumple el rol de integrar a los excluidos del sistema?

El tiempo hizo que este establecimiento centenario se transformase en algo diferente a lo que fue en sus orígenes. La institución pasó de tener un alumnado integrado por estudiantes de la Escuela de Danzas del Teatro Colón, a una mixtura en la que hoy conviven estos mismos jóvenes, junto a otros adolescentes de la Villa 31 de Retiro. Esta población heterogénea, la gestión de la rectora Roxana Levinsky y su propuesta pedagógica, convirtieron al colegio en uno de los emblemas de la inclusión educativa.

Para Márquez, la obligatoriedad de la escuela secundaria -hecha ley en 2006-, permitió que ingresen sectores a la escuela que antes estaban excluidos. Pero está convencido que la existencia de una ley no garantiza per se la inclusión escolar. Según él, deberían plantearse nuevos abordajes pedagógicos que estén a tono con el cambio de paradigma educativo. “La inclusión comienza con que los chicos estén dentro de la escuela, pero no termina con eso”, señala.

“Hicimos una película sobre educación porque nos parece un tema de notable trascendencia, pero creemos que abordar la cuestión del sistema educativo de una manera autónoma es un problema. Un gobierno puede invertir cifras records de su PBI en educación y eso es muy bueno, pero si no se cambia la matriz productiva, si no se combate abiertamente a los grandes monopolios, si no se grava más fuertemente a los sectores económicos concentrados, la pobreza y la miseria seguirán siendo problemas acuciantes en el país”, subrayó.