Introducción. Las partituras, al igual que las palabras, también guardan secretos, historias que cabalgan una melodía que sólo puede ser pronunciada recién después de escrita.

Desenlace. Violeta secreta es el espectáculo que presentan la vocalista/guitarrista Cecilia Zabala y el poeta/actor Fernando Noy, este lunes a las 22, en el Bar Berlín, Pje Zabala 1128.

La apuesta performática sale por primera vez de Buenos Aires para mostrar los temas de Violeta, el nuevo disco de Cecilia, que recupera dieciséis canciones Violeta Parra compiladas en un libro con partituras que había quedado olvidado en una biblioteca de León Gieco.

En nudo. “Es un disco que se gestó hace mucho por una idea de León (Gieco). Yo estaba grabando Aguaribay, mi primer disco solista, en el estudio de él. Había llegado allí por las buenas referencias que tenía del técnico de sonido Oksi Amante”, reseña Cecilia Zabala, en diálogo con Rosario3.com.

La vocalista explica que el crédito de Cañada Rosquín encontró, en algún lugar con poca luz, un libro con partituras para guitarra de la compositora chilena Violeta Parra. Luego de comentarle a Amante las ganas de plasmar el hallazgo en un álbum, el técnico pensó en Zabala con expresión acertada.

Los tres grabaron el disco en 2007 que, en un principio, iba a ser editado por Página 12. Pero el máster tuvo que esperar cinco años para ganar la calle.

“Quedó guardado, como esperando el momento para ser presentado. En ese momento yo estaba trabajando en la estética de mi primer disco como guitarrista, compositora y cantante. Y sentí que todavía no era el momento”, explica Zabala.

El "momento" llegó casi cinco años después. “Tras mostrar Presente infinito  (tercera placa solista y quinta de la discografía de Cecilia), sentí que era el tiempo y nos juntamos el año pasado para trabajar a por ello”.

El trabajo sólo masterizó el registro, que respeta a pie juntillas los pentagramas de la Parra, y le sumó sí un concepto: arte de tapa y presentación.

“A pesar de ser un disco para guitarra sola, como Violeta (Parra) es un artista tan amplia, que tiene muchas expresiones, como su obra pictórica o su obra literaria, decidimos armar un espectáculo que agrupe y represente todas esas disciplinas”, avanza Zabala.

La vocalista apunta que la primera idea era articular en escena música, poesía, algo de teatralidad, una puesta de luces y una interacción con videos, donde “las músicas del disco” sean el eje principal, pero también “donde pasen muchas otras cosas”.

Si bien Noy y Zabala no tenían un trabajo previo, la intérprete recuerda que la unión entre ambos fue instantánea: “Cuando le propuse la idea me dijo «ah, te entiendo, se tiene que llamar Violeta secreta».

Con el espectáculo en marcha, la guitarrista explica que ese título encierra algo más que el azaroso encuentro con un libro cubierto por el polvo: “Tiene que ver con los lugares no tan conocidos de Violeta, con sus pinturas, con su arpillera, sus Décimas. Que por ahí para el pueblo chileno son facetas más conocidas, pero no para nosotros que la tenemos más como cantautora”

El texto. En un principio, tanto la cantante como el cantante tenían planes de trabajar textos más contemporáneos a partir de la música, que las canciones sean aun disparador hacia otro lugar: textos del propio Noy.

“Pero, después de un trabajo de investigación y releyendo el libro de ochenta y un décimas donde ella cuenta su vida, Fernando me dijo que con este material tal rico y tan profundo, le parecía que éstos deberían ser los textos”, avanza Zabala.

Las rimas, la métrica, las temáticas y el paisaje los llevó a una construcción artístico sonora determinada.

En la apuesta  hay una selección de unas quince décimas. Noy recita algunas, otras son acompañadas por la guitarra de Cecilia o bien, toca uno de los temas de disco

“Por ahí hago una versión de un tema de Violeta Parra con un juego de luces”, completa.

Sobre el video que termina de anudar ese andamiaje, también hay razones. “Decidimos que no se proyecte sólo en una pantalla, sino que fuimos buscando objetos que representen a Violeta y elegimos uno que tiene más que ver con la costurera, con la Parra de las arpilleras. Y  eso es, a su vez, una escenografía”.

La película. El disco tiene un bonus tracks. Un video que refleja, según explica la intérprete de Violeta, eso que le pasaba cuando grabó el disco y que no sabía muy bien qué era, y que define como “el momento justo en el lugar indicado”.

Así lo explica: “Al tiempo de haber grabado el master y ya sabiendo que no iba a salir y que no se sabía cuándo iba a pasar eso, me fui a tocar por primera vez a Barcelona. Ahí conocí al guitarrista chileno Eulogio Dávalos. Exiliado desde la época de la dictadura y charlando con él, se me ocurre contarle sobre el disco y me mira sorprendido y me dice que Violeta le había pedido a  él que transcriba las partituras”.

Parra no sabía escribir música y les solicitaba a otros músicos que lo hagan por ella y así registrar las canciones. Para ello, las grababa en un cassette.

Finalmente, Dávalos no pudo cumplir con ese pedido y, después de idas y vueltas, fueron otros quienes plasmaron las notas.

Un tiempo después,  Eulogio se encuentra con la gente editó el libro de partituras que halló Gieco y cuando él les cuenta la anécdota, los editores deciden darle las grabaciones originales”, cuenta Zabala para completar: “Yo crucé el Atlántico después de grabar el disco y, sin saberlo, iba a conocer a la persona que tenía los cassettes originales”.

El video de la historia cierra Violeta. Fin.