Casita robada (Sudamericana) es una crónica novelada –y viceversa– en la que la socióloga y escritora María Josefina Cerutti retrata la historia de su familia desde finales del siglo 19 hasta la actualidad. En el registro, la historia “personal” se hilvana con el devenir del país. 

Organizada en capítulos breves –nombres, apodos, palabras, frases–, el relato permite tanto una lectura de corrido como de a partes: las habitaciones de una "casa grande", a los ojos de una niña; o la “casita”, si se la piensa como esa finca que fue expropiada bajo tortura.

La llegada del “pionero” Manuel Cerutti a Chacras de Coria, su desarrollo como productor vitivinícola en la citada región mendocina, el peronismo de los ’50, la adhesión de uno de los tíos a Montoneros, el posterior secuestro de su abuelo Victorio y el yerno de este (Omar. por una “patota de la Armada” –la fuerza que comandaba el ex almirante Emilio Massera–, la desaparición de ambos –sus cuerpos fueron arrojados al Río de la Plata– y el tesmonio de la propia Cerutti en la megacausa Esma son algunos de las narraciones que se cruzan en el libro con vivencias personales en la Casa Grande de Charcras de Coria.

“Yo no creo que exista la verdad, sino las verdades. Esta es mi mirada de aquello que sucedió. Es mi mirada de mi familia"

El título –Casita robada– remite al juego que la escritora y su abuela compartían. “Ella me enseñaba a jugar a las cartas. Y en ese ir y venir me iba contando muchas cosas”, reveló Cerutti en diálogo con Rosario3.com.

Y si bien contó durante la entrevista telefónica que el texto fue tipeado entre 2014 y 2015, “la intención de escribir un libro sobre mi familia había comenzado mucho tiempo antes, (del secuestro) desde que era una niña y los veía como unos personajes”.

(Hacé click en la tapa del libro para escuchar la entrevista)


“La casa es la verdadera protagonista del libro. Y la casa grande implica la familia entera, no solamente las paredes, sino lo material de las personas (…) Es un ir venir que no sigue una cronología, aún siendo cronológico”, abundó la también autora de Ni ebrias ni dormidas. Las mujeres en la ruta del vino (2012).

El tono final del relato –que en algún momento se pensó como poesía– llegó después de que Cerutti leyera Nada se opone a la noche, de la escritora francesa  Delphine de Vigan: "Cuenta una historia familiar muy conmovedora pero sin ficcionar, con los personajes reales. Y decidí que yo también iba a contar la historia de esta familia con los nombres y apellidos reales”.

“La casa es la verdadera protagonista del libro. Y la casa grande implica la familia entera, no solamente las paredes, sino lo material de las personas"

El grupo de tareas 3.3.2 de la Armada Argentina irrumpió en el jardín de la Casa Grande de los Cerutti el 12 de enero de 1977. A las 2 de la madrugada, “las bestias” bajaron vestidos de azul y con medias en la cara.

Encapuchados, se llevaron a Victorio, de 75 años, y a su yerno Omar Masera Pincolini, de 42.

Ambos estuvieron secuestrados en la Esma (Escuela de Mecánica de la Armada), el campo clandestino de detención que vigilaba Massera.

“Yo no creo que exista la verdad, sino las verdades. Esta es mi mirada de aquello que sucedió. Es mi mirada de mi familia (…) Es lo que se me ocurrió armar con los pedacitos que encontré, con las investigaciones que hice durante mis estudios en la universidad, cosas que me contaron mis amigos o vecinos, cartas; muchas fuentes que traté de armonizar o de desarmonizar, o de juntar en Casita robada”, concluyó Cerutti.