Docente, escritor y periodista, Pablo Bilsky salta de la narrativa al ensayo, lee en inglés, español y francés. El ereader y la tablet le solucionaron la vida porque ya no tiene espacio físico para los libros. Cada tanto, reparte en camadas a distintas bibliotecas de la ciudad y hace espacio. Buena parte de ellos los tiene en su antiguo monoambiente de barrio Martin, apodado “la cueva” por sus conocidos, un lugar oscuro pero acogedor. Otros los tiene en su actual domicilio, y algunos pocos en la mochila, de un lado para el otro.

“Cuando lees a (Franz) Kafka lees a un filósofo y a un poeta”, dijo. “El castillo” y “El proceso” lo marcaron en la adolescencia; una épca en la que si algo te impresiona –advierte–, te marca para toda la vida.

El primer autor que leyó fue Julio Verne. Desde entonces no paró. Al momento de la entrevista estaba con dos al mismo tiempo, “Nueva tiranía de la escritura”, de Matías Piccolo; y, en francés, “La vida, instrucciones de uso”, de Georges Perec.

Se anotó, incluso, en cursos de inglés para poder leer a William Shakespeare, aunque asegura que si no sabés ni decir hola, se disfruta igual: “Es música”.

Profesor de Literatura española en la licenciatura en Letras, no faltaron recomendados en nuestro idioma. ¿Qué tipo de libros comparó al “asado arrebatado”, indigeribles?