Gerardo Romano participó este martes del segmento “El pueblo quiere saber” del programa Duro de domar. El actor se sentó en el “banquillo” y respondió a las preguntas que los periodistas del ciclo que conduce Roberto Petinatto le formularon.

Habló de trabajo, política y sexualidad y, en tren de confesiones, soltó: “Tuve una convivencia de un par de años con un hombre”.

La charla derivó en este punto luego de que Gisela Marziotta le preguntara si se consideraba un “heteroflexible”.

El actor interrogó primero sobre qué era eso y si tal definición coincidía con “bisexual”.

“Un poquito menos”, respondió la periodista.

“Todos somos heteroflexibles” –reflexionó Romano– “esa es una mirada represora. Todos los hombres tenemos nuestra morfología física femenina. Ya Sigmund Freud definió esa posibilidad como «ánima»”.

Al ser consultado sobre si había tenido una relación con un hombre, Romano respondió por la afirmativa.

“Tuve una convivencia de un par de años”, sentenció.

“Me gustan los roles femeninos. Pude habitar el ánima sin contradicciones” –abundó– “Me gusta ir al supermercado. Me gusta cocinar. Me gusta limpiar”, continuó, y explicó que “generacionalemente” estos eran “los roles esperados para una mujer”.

Además, recordó que fue padrino del primer “casamiento gay” de Argentina.

Entre otras expresiones, el también abogado dijo que “quiere a Dios, aunque nada tiene que ver con esas expresiones antropomórficas que se conocen”.

También reconoció que varias veces se quedó sin trabajo por ser una persona frontal –“después del hecho decís «podría no haberle dicho tal cosa», pero hay algo morboso y masoquista, que uno se relame en la pérdida que te ocasionó esa reacción tuya”– y recordó el intento linchamiento que presenció en abril de 2014 –“quedó en la nada”–.

A su tiempo, Romano se refirió a su nueva obra de teatro, Un judío común y corriente: “A esta altura de mi vida, para subirme a un escenario necesito tener justificación y plenitud, y tener mucho deseo de expresar lo que estoy diciendo”.