Todo acontecimiento puede ser objeto de diferentes miradas. Y si una vida es la suma de los primeros, entonces, una biografía supone un reto aumentado. Y si la biografía en cuestión es la de Roberto Sánchez, bueno, estallan los moldes.

En Sandro. El fuego eterno, Mariano del Mazo tomó cuenta del desafío y organizó un relato cronológico según las “etapas” del artista y sin perder de vista contexto histórico. Parado esa suerte de eje cartesiano es que el periodista sostuvo: “Sandro fue fatalmente contemporáneo a lo que le tocó vivir".

Y para explicar esta síntesis es que el libro reeditado por Aguilar el último febrero parte de los primeros años del cantante y compositor –en un conventillo de Valentín Alsina– a la angustiosa espera del trasplante que le habilitara otro cuerpo.

“Es interesante, en términos simbólicos, decir que la primera guitarra que suena en “Rebelde”, el primer tema del rock argentino, fue un regalo de Sandro”

La lectura alterna capítulos que articulan entrevistas al ex frontman de Los de Fuego, diálogos con personas cercanas al también compositor –Moris y Pipo Mancera, por citar dos ejemplos– y textuales, con otros en los que Sandro asume la única voz.

En ese enhebrar es que el autor narra “los acontecimientos” y se interroga sobre “la máscara” –el juego entre persona y personaje– que Roberto Sánchez construyó.

“Lo de la «máscara» fue una suerte plan político trazado por él mismo. Él fue el que más se preocupó por hacer la disociación entre Sandro y Roberto Sánchez con un montón de frases. Él patentó, mucho antes que Moria Casán aquello de “no compro lo que vendo”, explicó Mariano Del Mazo a Rosario3.com.

En palabras del autor, ese doble estatus que el cantante sostenía fue perdiendo densidad a medida que afloraron su intimidad y problemas de salud.

“Lo de la «máscara» fue una suerte plan político trazado por él mismo. Él fue el que más se preocupó por hacer la disociación entre Sandro y Roberto Sánchez"

La dualidad del pibe que prefiere leer a jugar al fútbol, el muchacho que es  “demasiado salvaje” para El club del clan pero “muy profesional” para el rock sobrevuela en El fuego eterno como elemento constitutivo y no como crítica.

De hecho, Del Mazo se esforzó por contextualizar la carrera de Sandro para evitar una lectura anacrónica y comprenderla también como una resultante.

“Lo que yo quise fue ubicar a Sandro como lo que creo que es: un perfecto producto de su época. Y su época no fue una sola, fueron varias (…) Viendo la trayectoria de Sandro, que uno la puede reducir prácticamente en cuatro décadas, uno ve lo que se llama el «zeitgeist», el clima de época, en los ’60 sobre todo, muy fuerte, en los ‘70, ‘80 y en los ‘90. Y me parece que él fue fatalmente contemporáneo a lo que le tocó vivir. Ahí se puede ver su inteligencia y su modernidad. Él fue el primero que grabó un tema de Bob Dylan y lo hizo prácticamente el simultáneo con el lanzamiento de «Blowing in the wind». Lo mismo ocurrió con varios temas de Los Beatles y con “La casa del sol naciente”, un clásico de la contracultura norteamericana. Y también él, de un modo simultáneo, acompañó procesos como, por ejemplo, el de los cantautores italianos de San Remo o de los juglares españoles del estilo de Nino Bravo, Rafael, de Serrat y de tantos más. El también acompañó cierta estética de Las Vegas que cultivaron Elvis (Presley) pero también Tom Jones. Él procesó un montón de estéticas pero siempre de un modo contemporáneo (…) En ese sentido, me parece muy interesante tomar a Sandro como lo que creo que fue: un perfecto producto pop”.

Él rocesó un montón de estéticas pero siempre de un modo contemporáneo (…) En ese sentido, me parece muy interesante tomar a Sandro como lo que creo que fue: un perfecto producto pop”

En el marco de una comparación con Elvis –a la que tildó de “perezosa”–, el entrevistado avanzó en la relación de Sandro con el rock argentino: “No demostró rencor sino que los esperó y al final terminaron, metafóricamente, poniendo un pasacalle en el frente de su casa diciendo «perdón, Sandro», ¿no?”.

Asimismo, el también redactor del suplemento Radar (Página 12) se refirió a la guitarra importada que Roberto Sánchez le prestó a Moris y con la que este último grabó “Rebelde” (1966) junto a Los Beatniks.

“Es interesante, en términos simbólicos, sobre todo en esa relación que por momentos fue bastante lejana entre Sandro y el rock argentino, decir que la primera guitarra que suena en "Rebelde", el primer tema del rock argentino, fue un regalo de Sandro”.

La reedición aumentada de Sandro. El fuego eterno –la biografía se publicó originalmente en 2009– incluye un dossier con fotos, una pormenorizada discografía oficial y el detalle de las películas en las que participó el artista.

La entrevista

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Entrevista a Mariano Del Mazo