Piso bajo, rampas para personas con discapacidad y aire acondicionado. Con el recorrido, se conectará la zona sudoeste con el macrocentro. Coches eléctricos para conectar, que van a contramano de la desconexión que producen lo dichos de funcionarios locales, enfrentados por la línea Q. En realidad es un capítulo más de la guerra dialéctica entre dos administraciones: la de Cambiemos en Nación y la del socialismo en Rosario. El transporte es uno de los caballitos de batalla de la administración nacional en Ciudad de Buenos Aires. Y hubo cruces por la instalación del ex MoviBus, el carril exclusivo de Avenida Alberdi que hoy sigue tan controversial entre peatones que exponen su vida al cruzar la avenida y choferes que transitan al límite (o más) de la velocidad permitida.

La Municipalidad quería ese nombre. Pero la billetera de Nación, comprometida con la estética que remeda los carriles exclusivos porteños y con los fondos para hacer gran parte de la obra, que seguirá por Boulevard Rondeau totalmente financiada por esa administración, obligaron a rebautizarla. En realidad, fue una concesión de la ciudad.

Ahora, con el siempre presente debate por el endeudamiento municipal, que el PRO se negó a aprobar, se volvió a producir un cruce por el tema transporte y la línea Q. Pese a que hace un año que comenzaron los trámites (agosto de 2016), los doce trolebuses adquiridos a la empresa rusa Trolza, la municipalidad no podía ponerlos en marcha en junio, como había anticipado que sería.

En enero, a través de A Diario (Radio 2), la secretaria de Movilidad, Mónica Alvarado, contó que "son coches nuevos, adaptados a la nueva licitación. Tienen piso bajo, rampas para personas con discapacidad, aire acondicionado y autonomía de 20 kilómetros. Es decir, se pueden «desenganchar» de los cables que se ven en las calles".

El concejal de Cambiemos Gabriel Chumpitaz explicó esta semana, también en A Diario, que el Ejecutivo local "no hizo el trámite de Licencia de Configuración de Modelo (LCM), es decir, no presentó los requisitos de seguridad que permiten homologar los vehículos". Realmente una torpeza. Si ese trámite fuera necesario, claro.

"Conversé con Martín Etchegoyen (secretario de Industria nacional) y me confirmó que buscaron una alternativa. Le pidieron a la empresa rusa (fabricante de los coches) que mande una prueba de ensayo para que lo pueda homologar el Inti. Es necesario hacerlo para que los pasajeros viajen con mayor seguridad", sostuvo Chumpitaz.

Algunas consideraciones: o Etchegoyen desconoce qué trámites requiere cada vehículo, o erraron en el concepto, o Chumpitaz arriesgó una movida de impacto político que caería 48 horas después, porque Alvarado cerró el debate con el argumento de que los trolebuses no necesitan ese papel. Veamos por qué lo desmintieron.

En diálogo con este columnista, la Asociación Amigos del Riel, que se dedica a la investigación de sistemas de transporte, bastante críticos con todas las administraciones, dieron su argumento.

“En el transporte público, los nuevos vehículos deben contar con una Licencia de Configuración de Modelo que la debe otorgar la CNRT. Esto corre para los vehículos automotores exclusivamente, ya sean ómnibus urbanos o de larga distancia. Los trolebuses (así como los tranvías) no son automotores, pues no pueden circular fuera de la línea aérea de contacto (los cables). En el caso de los nuevos Trolza sí, porque tienen baterías, pero su autonomía se acota a determinada cantidad de kilómetros, por lo que tampoco puede considerárselos automotores”, contaron. La autonomía, según Alvarado, es de 20 kilómetros.

“Nunca los trolebuses ni los tranvías han tenido patente por esa razón. No son máquinas independientes para circular. Tampoco pasó en Córdoba ni en Mendoza donde los trolebuses de esos lugares tampoco llevan matrícula. No circulan ni por rutas nacionales ni provinciales. Es más; los trolebuses Materfer de industria argentina que fueron fabricados para Mendoza, tampoco tienen LCM”, explicaron desde Amigos del Riel.

“Los actuales coches de la K, que son brasileños, tampoco la tienen, ni nuestro tranvía histórico 277”, contaron desde la Agrupación. La misma razón por la que los coches del tranvía eléctrico que va desde la Siberia hasta Mendoza y Wilde tampoco tienen patente, por si alguien lo había notado.

Para Alvarado, hubo “voluntad de confundir”. Para el concejal Horacio Ghirardi “modorra política o burocrática” para demorar la aprobación de los coches. Más cruces verbales en tiempos electorales. Si hubo “picardía política” para embarrar el tema línea Q, también la hubo para desmentir: uno de los interlocutores elegidos por el socialismo para contrarrestar el enfrentamiento mediático fue el Secretario General Pablo Javkin, primero en la lísta del oficialismo para las elecciones a concejal.

Mientras tanto, los usarios siguen esperando por las doce unidades en la calle, por el enganche con las tres estaciones transformadoras para ampliar la potencia eléctrica y garantizar ese esperado funcionamiento. También las respuestas sobre los vehículos “nuevos” de los que habla el pliego de la nueva licitación del sistema de transporte, aún no tratado. Los coches comprados a Trolza son usados. Pero es muy difícil llegar al fondo, la campaña atraviesa todo. Y los bondis no van a ninguna parte.