Si el clásico de Rosario culminó 50 a 33 a favor de Rosario Central, en el partido frente a Quilmes esa fórmula para analizar el partido tendría como resultado final un contador abultado en contra para el canalla. 

¿Cómo determinar que un equipo es superior a otro? Lejos de toda cuantificación absurda, el análisis del desarrollo de un partido debe ser cualitativo. Más que contar cuantas veces se llegó al área rival, lo que habría que cualificar es cómo se desarrollan las interacciones de un equipo en la construcción del juego. 

Si Central no encontró su juego habitual fue porque su rival pudo encontrar hombres libres en su campo. Salir jugando no tiene sentido si esa circulación inicial de pelota no encuentra recepción en zonas de construcción ofensiva. Musto tenía rivales con posibilidad de recibir tanto a su espalda como por delante. Donati y Pinola recibían amenazas hacia el arco de Caranta, Alvarez y Villagra no tenían referencias para marcar. 

El equipo que encuentra esas recepciones en campo contrario, podrá desarrollar el partido expresando sus virtudes.

Si en los partidos donde Rosario Central aumenta su rendimiento encuentra a Marco Ruben de espaldas para iniciar los ataque, en los partidos donde su rival lo domina no logra cumplir su primer objetivo.

Si Central logra obstaculizar las recepciones del rival con su organización defensiva, podrá seguir explotando la relación Cervi-Marco Ruben. A ellos dos ahora se le sumó Marcelo Larrondo. Centrodelantero con posibilidad de recibir pelotas de espaldas al arco rival y de correr al espacio luego de algún pase largo. Tiene velocidad y criterio para complementarse con el goleador del torneo. Larrondo puede darle más tiempo de recuperación para la reorganización de los mediocampistas y defensores. Marcelo Larrondo frente a Quilmes