Hablar de violencia de género y femicidio duele y aunque los casos dejaron de ser invisibles tanto para la sociedad como para los políticos, y en marzo del año 2009 se logró sancionar la ley 26.485 sobre protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, poco cambió la situación desde entonces. 

Las cifras impresionan. En 2013 se dieron 295 femicidios en el país, un 16 por ciento más que en el año 2012 cuando ascendieron a 255. En el año 2008 hubo 208, en el 2009 las víctimas fueron 231, e. 2010, 260 y en 2011, 282. Sin embargo, los números no son ciento por ciento certeros, dado que en Argentina no existe organismo estatal que recopile datos oficiales sobre estos casos. Por lo tanto las estadísticas surgen de iniciativas privadas, de organismos no gubernamentales que trabajan y se ocupan del tema. 

Víctimas inocentes

Para sumar dramatismo a cada uno de los hechos, los hijos son en muchos casos quienes sufren también las consecuencias: algunos se quedan sin madre ni padre, mientras que en los casos más extremos otros también pierden la vida. El caso más reciente en la zona se dio en Granadero Baigorria, cuando un hombre de 31 años atacó salvajemente a su mujer embarazada de seis meses, cuyo bebé murió tras una cesárea de urgencia. El caso ocurrió el 19 de abril. Su madre sigue internada.

Sin precedentes de justicia, no habrá justicia

El caso de Rosalía Benítez, de Villa Gobernador Galvez, se convirtió para muchas mujeres como un emblema de la "no justicia" en relación a hechos de violencia de género. 

La mujer, a mediados de 2012, le pidió a Toledo, su esposo por ese entonces, la separación y como respuesta obtuvo golpes. Aunque logró la exclusión del hogar en Tribunales, el hombre nunca no dejó de hostigarla y la noche del 21 de septiembre de ese mismo año, Rosalía recibió numerosos disparos por parte de él. La mujer estuv. 15 días internada en el Hospital de Emergencias Clemente Álvarez (Heca) en estado de coma. Según se indicó desde el nosocomio, terminó con al menos seis orificios de bala. No murió de milagro, pero para la Justicia eso no bastó y el agresor solo recibió una sentencia de apenas diez años de prisión. 

El caso podría haber sentado jurisprudencia, pero no lo hizo. Rosalía quedó con las manos vacías como tantas otras mujeres. ¿Acaso es necesario la muerte para lograr una condena ejemplar? ¿Solo la sangre inocente de mujeres y niños puede conseguir que los jueces apliquen penas severas?... En el mientras tanto, seguimos sumando números a una estadística que sin datos precisos como otras, sigue estremeciendo…

*144 Línea de atención telefónica para la prevención de la violencia de género. Las 24 hs, los 365 días del año.