Si sirve de algo decirlo, será decirlo ahora. Justo cuando SportCenter lo repetirá hasta el hartazgo o cuando PlayFutbol o TyCSports (“blooper de Guzmán, respondió flojo y la tuvo que buscar adentro”, “blooper del arquero predilecto de Martino”) exhiben con sus títulos sus intenciones. Más allá de la mirada porteñizante que achaca más de la cuenta a cada DT o jugador que no haya pasado por Buenos Aires, salta alegría en algunos cuando un arquero del estilo Guzmán se confunde. Directamente no los soportan porque las urgencias y la seriedad marcan las pautas. Para ellos es 10+1, no 11 en un equipo. Al rol del arquero lo fragmentan del juego. Lo separan. Entonces, contentos, dicen: “Viste, primero el arquero con las manos”. 

Guzmán sigue encontrando al hombre libre en las salidas desde el fondo. No tiene apuro y espera los movimientos adecuados para encontrar el mejor pase. Talento para el inicio del juego en una liga que respeta este matiz como ninguna. Ya es la mejor del continente porque no abruman las presiones por ganar o porque los equipos se ordenan más pensando en los pases que en la recuperación de la pelota. 

Desde México, Guzmán mira en su celular sus intervenciones en videos preparados para este artículo.

¿Qué música le pondrías a los videos?. “Miro de atrás, Kapanga”, escribe.

“Miro de atrás puedo ver casi todo. Voy a jugar, pero lo haré a mi modo”, dice la canción. 

“Acá aprendí a mirar lejos también. Aunque acepto que es lo que menos me gusta. No pego fuerte y eso puede influir. En el Newell´s de Martino la última opción eran los de arriba, todo partía con muchas posibilidades abajo”, comenta el arquero que hacía más pases que el cinco rival en el Marcelo Bielsa.

“Lo más necesario es tener un entrenador que te enseñe cuáles pueden ser los posibles pases en el partido. Tal vez el mejor pase de salida lo encontrás después de tres o cuatro movimientos. Encontrar el jugador libre es el punto. No sé, me preguntás cosas que para mí son naturales mientras juego”. 

Guzmán siente que es uno más en el juego. Siente que la tiene que pedir y encontrar el pase. Lo entrenó con algunos entrenadores últimamente. Pero todo es rasgo natural cuando tiene la pelota en los pies. Por eso es el arquero preferido de esta sección desde que el murmullo se apoderaba en el parque de Independencia cuando la pelota iba hacia atrás. 

Guzmán representa a una escuela latinoamericana de interpretar al arquero. Higuita y Gatti nacieron acá. Por eso cuando lo hace Neuer parece desubicado en el medio de la seriedad alemana. 

A los que quieren al arquero con los botines blancos por estar siempre arriba de la línea de cal del arco, no les importa las intervenciones con los pies de los arqueros estilo Guzmán. Las sufren. Y ante cualquier error los sacan o los abuchean. Los meten presos ante cualquier excusa pero lo que están queriendo decir es que detestan ese modelo, ese modo de pensar (me cansé de escribir sobre fútbol, quiero analizar la actualidad política).

Para aprovechar el juego de un arquero como Guzmán se necesita predisposición de los demás jugadores. Que el trabajo del número 1, le sirva al otro. Sino, no tiene sentido. “El socialismo en el que creo es el de uno trabajando para el otro, cada uno compartiendo los beneficios. Así entiendo al fútbol, así entiendo a la vida” (Bill Shankly, entrenador inglés). Muchos arqueros se quieren lucir haciendo esto sin un sentido colectivo. Y muchos defensores, rozando el miedo, esperan que su arquero no los comprometa con un pase. Si en un equipo de fútbol no hay socialismo puro es muy difícil salir del fondo y jugar como equipo.

Para interpretar a este tipo de arqueros hay que dejar de cuantificar el juego. Por ejemplo, Bravo, Romero, Muslera tienen un mejor golpeo que Guzmán. Pero lo que se puede medir no determina el juego. No se puede dividir eso y el atrevimiento y la valentía por querer jugar o no sentirse presionado por el delantero rival.

Creo que Guzmán le da más tiempo a sus compañeros. Les otorga un mejor contexto. Les regale segundos para que ellos tengan la pelota y puedan decidir un poco más cómodos. Así lo hacía con Vergini o Heinze. Así lo hace ahora con el mexicano Hugo Ayala. 

Guzman escribe pero siente que no puede expresar del todo lo que vive adentro de la cancha cuando tiene que hacer un pase. Los videos lo ayudan a expresar sus intenciones en el área. “Mirá otra vez el pase que doy abierto frente a Morelia (ver segundo video en este artículo). Cuando me la dan de vuelta, el que está en la ubicación de lateral izquierdo ya me marca el pase. Me hace darme cuenta que es el libre en la jugada”. 

Para finalizar la conversación por WhatsApp con esta sección, vuelve a recordar lo que le pasó el fin de semana frente a Chivas y dejó una frase que tendría que acompañar a cada análisis de un partido. 

“Los errores son para mostrarles a los fenómenos que lo ven de afuera que somos humanos los que estamos en la cancha. Y sirven, también, para que nosotros tampoco nos olvidemos de eso”.