¿Puede la intención de las palabras contribuir a una buena salud?

Muchas veces podemos herir o ser heridos, manifestar violencia o causar controversias, simplemente por el hecho de habernos adelantado a hablar sin pensar, sin haber medido las consecuencias.

Nuestros pensamientos y expresiones determinan cada experiencia.

La intención con que nos expresamos tiene un valor inestimable a la hora de hablar, porque imparten un sentimiento saludable para uno mismo y para quienes nos escuchan.

Masaru Emoto, ensayista y escritor japonés, graduado en la Universidad Municipal de Yokohama y la Universidad Internacional Abierta para Medicina Alternativa (India), realizó un experimento científico, comprobándose cómo los pensamientos, palabras y sentimientos afectan el nivel molecular de los así llamados objetos físicos.

Se reunieron muestras de agua destilada, que expuestas a la música clásica, tomaron formas delicadas y simétricas.

Cuando el agua se expuso al sonido de las palabras “Thank you” (Gracias en castellano), los cristales congelados tenían una forma similar a la anterior demostración, con líneas delicadas y simétricas.

Contrariamente, cuando se puso la canción de Elvis Presley “El hotel de la tristeza”, los cristales helados se partieron en dos.

Y por último, cuando el agua fue tratada con aceites florales aromáticos, los cristales tendieron a imitar la forma de la flor original de manzanilla.

 

Relacionando estas pruebas científicas con el concepto de salud, observamos que la salud tiene íntima conexión con la inocencia y pureza del pensamiento.

Cada acción repercute y muestra un exterior que concuerda con el ser genuino.

La queja, la crítica o el descontento son expresiones que se originan en el resentimiento o falta de compasión con uno mismo y con los demás.

La pionera de un sistema de curación espiritual muestra una regla entendible y práctica en su obra Ciencia y Salud: “Si la Verdad está venciendo al error en tu conducta y conversación diarias, finalmente puedes decir: ‘He peleado la buena batalla…he guardado la fe’, porque eres un hombre mejor” (Mary Baker Eddy).

Validez al compromiso.

Más valen hechos que promesas; más vale cumplir que sólo prometer.

La palabra es tan importante en estos tiempos así como en todas las épocas. Nuestros antepasados a través de la palabra cumplían lo que prometían, a veces eran transacciones importantes, como por ejemplo, la venta o la compra de algún inmueble.

Luego, la documentación necesaria para darle validez al compromiso, pero con la palabra era suficiente, la mirada entre los contrayentes, el apretón de manos. Todo esto hace pensar que es importante la confianza mutua.

El cambio y la transformación de nuestro pensamiento son vitales para una experiencia feliz.

Un estilo armonioso de convivencia en familia y en la sociedad implica medir cada palabra que expresamos, para que a través de ella seamos una influencia positiva y sanadora en el momento oportuno.

¿Ya lo has comprobado?

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