“En argentina no hay nada más barato que un kilo de harina. Vale menos que un alfajor”, sostiene Diego Cifarelli, presidente de la Federación de la Industria Molinera (Faim). “La industria molinera vende al supermercado el kilo a 32 pesos más impuestos y sólo de trigo tenemos 33 pesos de costos”, resalta el dirigente empresario durante su disertación en un ciclo de charlas organizada por la consultora Agroeducación.

Las industrias molineras aseguran que por las políticas oficiales de control de precios están  vendiendo la harina a supermercados y panaderías con un retraso de entre el 20 y el 40 por ciento, una diferencia que les está generando un serio descalce financiero.

¿Por qué ocurre eso? El problema que enfrenta ese sector industrial es que desde el inicio de la pandemia el gobierno mantiene pisado el precio al que tiene que vender la harina, pero dejó liberado el valor de su principal insumo, que es el trigo y que no para de subir. “El precio de la harina de la actualidad está fijada en base a un trigo de $18.900 cuando hoy está a $26.000 pesos”, explicó.

“En la actualidad se está vendiendo la bolsa de 25 kilos de harina triple 0 a las panaderías a un valor de 1.000 pesos, lo que equivale a unos 40 pesos por kilo cuando el valor de venta debería ser de al menos 1200 pesos, con lo que el atraso sería del 20%”, contó Cifarelli.

“El paquete de harina triple 0 que va directo al consumidor, que está incluido en el programa de “Precios Cuidados”, tiene un precio cercano a los 50 pesos. Pero, por nuestros costos, se debería vender a no menos de 70 pesos, con lo que el retaso es de 40%”, agregó el ejecutivo.

Según Cifarellli, el costo de hacer ese kilo de harina -a salida de fábrica y con un trigo condición cámara que cotiza entre 24.500 y 25.500 pesos por tonelada- se ubica en 47,80 pesos.

Si bien el trigo se disparó en el mercado internacional en los últimos meses, es cierto que esa suba no impactó en su totalidad en el valor interno del grano por las retenciones (del 12 por ciento), el cepo cambiario (que mantiene el dólar oficial retrasado) y otras regulaciones como los tutelajes oficiales a las exportaciones.

Por ejemplo, el trigo cotizó ayer en el mercado internacional a 289 dólares, pero en Argentina costó 235 dólares. Así y todo, como el año pasado estaba en el país a 215 dólares, el gobierno sigue analizando medidas de intervención en el mercado con el objetivo de que no suba el precio del pan. Políticas que trasladan el ajuste a los industriales y productores, que por eso se quejan del rumbo del gobierno nacional

“No dejamos de reconocer que a pesar de las subas, tenemos el trigo más barato del mundo y la harina más barata en todo el mundo”, admitió  Cifarelli. Y como en el caso de la carne, el alimento está caro para los consumidores argentinos, pero que resultarían muy baratos para cualquier comprador del extranjero.

“Como país, si exportamos granos somos competitivos, pero cuando pasamos paso a harina somos obsoletos. Y por eso las exportaciones de harina de 2021 serán menores que las del 2020 pese al trigo barato. Tenemos la harina más barata pero no podemos exportar de manera sostenible porque impactan también los costos logísticos, los costos impositivos, el atraso y cepo cambiario”, dijo Cifarelli.

“No pedimos controles o frenos a las exportaciones que planchen el precio del trigo, sino que pedimos vender a costo más un mínimo beneficio”,  finalizó el presidente de la FAIM su exposición en la charla organizada por Agroeducación