La Comisión Europea (CE) afirmó este lunes que Países Bajos aplicó por primera vez una ley de emergencia para intervenir en la empresa de semiconductores Nexperia, propiedad del holding chino Wingtech, con el objetivo de salvaguardar “conocimientos y capacidades tecnológicas cruciales” en Europa.
“La medida tiene por objeto salvaguardar en territorio neerlandés y europeo conocimientos y capacidades tecnológicos cruciales. Recordemos que la protección de la seguridad tecnológica es una prioridad de la estrategia de seguridad económica de la UE”, indicó el portavoz comunitario de Comercio, Olof Gill, durante la rueda de prensa diaria de la CE.
Debido a esta intervención, Nexperia no podrá trasladar unidades de negocio, contratar nuevos directivos ni tomar otras decisiones durante un año sin el permiso expreso del Gobierno holandés.
Gill aseguró que la Comisión mantuvo “estrecho contacto” con las autoridades neerlandesas sobre este asunto y consideró que la medida en cuestión fue adoptada por el Gobierno de La Haya para “garantizar la seguridad del suministro en un sector estratégicamente sensible”, ante la preocupación sobre una posible transferencia de tecnología hacia China.
“Con ello, el Gobierno neerlandés está abordando un riesgo potencial para la seguridad económica tanto de los Países Bajos como de Europa en general”, señaló, y agregó que en el futuro seguirán “colaborando con las autoridades neerlandesas” mientras estudian “los posibles pasos a seguir”.
La Cámara Empresarial de Ámsterdam destituyó al director general Zhang Xuezheng de su puesto como director de Nexperia, y en su lugar designó a un director interino no chino.
La medida se tomó en conformidad con lo establecido por la Ley de Disponibilidad de Bienes, que aunque está vigente desde 1952 nunca había sido utilizada. La normativa permite al Ejecutivo neerlandés asegurar la disponibilidad de determinados bienes en situaciones de emergencia y actuar directamente sobre la gobernanza interna de una empresa cuando su actividad se considera estratégica.
Esta medida, de carácter inédito, podría acarrear contramedidas desde China, propietaria de la compañía, que durante los últimos años amplió su lista de instrumentos comerciales para responder ante acciones extranjeras.
Según el Ministerio de Asuntos Económicos, existían “señales recientes y urgentes de graves deficiencias de gestión y actuaciones” dentro de Nexperia, con sede en la ciudad neerlandesa de Nimega, que asegura que amenazaban la continuidad de conocimientos tecnológicos esenciales para la industria europea.
La intervención, adoptada en la práctica a finales de septiembre pero anunciada en las últimas horas, permite al Estado bloquear o revertir decisiones empresariales que puedan dañar los intereses de la compañía, comprometer su futuro como empresa europea o poner en peligro la cadena de valor tecnológica estratégica. El proceso productivo ordinario de Nexperia seguirá con normalidad.
Al conocerse la medida, que fue comunicada internamente el domingo por la noche, Wingtech publicó un comunicado que luego eliminó. El texto, replicado por medios chinos, cuestionaba tanto la decisión del Ministerio de Economía neerlandés como la solicitud de tres miembros del directorio de Nexperia, que había pedido la destitución de Xuezheng.
En el comunicado hablaron de “discriminación contra empresas con inversores chinos”, y de un aprovechamiento de las tensiones geopolíticas dentro de la industria de semiconductores para llevar a cabo cambios en la empresa.
La semana pasada, China anunció una serie de controles sobre la exportación de minerales raros, materiales que se utilizan en la producción de semiconductores y componentes relacionados, por lo que representa un posible obstáculo para los fabricantes de chips europeos.
Previamente, en diciembre de 2024, Wingtech fue incluida en la "lista de entidades" estadounidense, que incluye firmas alcanzadas por restricciones comerciales del Departamento de Comercio de los Estados Unidos, tales como requisitos de licencia para la exportación, reexportación o transferencia de artículos específicos.
Según justificaron las autoridades estadounidenses en su momento, la decisión se tomó por el presunto papel de la empresa en "ayudar al gobierno chino a adquirir entidades con capacidad de fabricación de semiconductores sensibles". El mes pasado, Washington amplió dicha lista para incluir filiales con participación mayoritaria.
De acuerdo con un documento judicial holandés emitido a partir de la intervención, en las actas de una reunión del 12 de junio entre funcionarios del Departamento de Comercio de EE. UU. y el Ministerio de Asuntos Exteriores holandés quedaron registradas evidencias de una creciente presión para que se concretara la destitución del director ejecutivo chino de Nexperia y así mantener a la empresa fuera de la lista.
"El hecho de que el director ejecutivo de la empresa siga siendo el mismo propietario chino es problemático", dice en las actas de la reunión entre los Países Bajos y EE. UU., según publicó Reuters. “Es casi seguro que el director ejecutivo tendrá que ser reemplazado para poder optar a la exención de la lista de entidades”, se añadió.
Nexperia quedó en medio de la puja comercial entre Estados Unidos y China, con el presidente estadounidense Donald Trump intensificando la presión sobre el sector tecnológico como parte de un enfrentamiento más amplio. La semana pasada, el mandatario republicano amenazó con imponer aranceles del 100% a las exportaciones chinas, y desde Pekín respondieron con el anuncio de restricciones a las exportaciones de tierras raras.
Puja por el control de Nexperia
Aunque Nexperia no fabrica chips de avanzada, se sostiene como uno de los mayores fabricantes mundiales de chips básicos –como transistores–, que no son técnicamente sofisticados pero se necesitan en grandes volúmenes.
Hasta 2017, la empresa formó parte de NXP –antigua filial de Philips–, y luego pasó a manos chinas. No obstante, su sede central todavía funciona en la ciudad neerlandesa de Nijmegen, y también cuenta con fábricas en Alemania y el Reino Unido. Su mayor planta de fabricación se encuentra en Hamburgo, pero la mayoría de sus chips se empaquetan y ensamblan en productos más grandes en China.
Desde 2019, la firma pertenece a Wingtech, sobre la que pesan restricciones de exportación del Gobierno de Estados Unidos desde diciembre de 2024.
La empresa estadounidense Qualcomm, una tecnológica que se convirtió en líder en redes de 4G y 5G, había acordado la compra de NXP en 2016 mediante una operación valorada en unos 47.000 millones de dólares. Sin embargo, esa operación de fusión debía ser aprobada por nueve mercados, y la autoridad competente china evitó pronunciarse al respecto para bloquear, de esa manera, la efectivización del acuerdo.
En ese momento el panorama era idéntico al actual: una guerra comercial entre Estados Unidos y China que motivaba amenazas de aranceles y otro tipo de medidas para perjudicar la expansión económica del rival.
Un insumo clave
Los microchips, también llamados semiconductores, se han convertido en un elemento geopolítico de gran importancia. No solo son el componente más importante en la fabricación de teléfonos móviles, ordenadores, vehículos y electrodomésticos de distinto tipo. También son elementos esenciales para el desarrollo militar o para tecnologías como la inteligencia artificial (IA) o el 5G. Por ello, Estados Unidos y China mantienen una puja por garantizar su acceso a la producción de semiconductores.
Hasta principios de la década del 90 Europa y Estados Unidos concentraban el 80% de la fabricación global. Sin embargo, la deslocalización de las plantas de producción y la expansión de la taiwanesa TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) y otras empresas ubicadas en Corea del Sur o China generaron que el continente asiático pase a dominar el control de materiales y las cadenas de fabricación y montaje.
En total, China y los países de Asia oriental dominan más del 80% de las cadenas de montaje y más del 70% de las de materiales. El diseño y la venta al consumidor, en tanto, continúan bajo el paraguas de empresas occidentales.
De hecho, solo TMSC y la coreana Samsung tienen la capacidad de fabricar semiconductores de última generación, que se instalan en dispositivos como los iPhone de Apple, entre otras grandes tecnológicas estadounidenses. Esto se explica porque son las únicas con la capacidad técnica para dibujar microcircuitos por fotolitografía en chips de dos nanómetros, lo que equivale a dividir el grosor de un cabello humano en 50.000 partes para trabajar apenas sobre dos de ellas.
Estados Unidos, que domina a nivel global las patentes y el diseño tecnológico, solo tiene una empresa situada en la lista de los principales fabricantes de semiconductores, Global Foundries (que representa menos del 10% de dicho mercado).