Todo Central escuchó el pitazo final de Abal y no pudo evitar la mueca de disgusto. Es que este empate no sólo contradijo las diferencias a su favor que marcaban la tabla y los antecedentes inmediatos con Newell’s. Además, le impidió ponerse a dos de la punta y meterle más presión a Boca, que juega a continuación.

El equipo del Chacho no estuvo a la altura de las expectativas que había generado. Venía de tres victorias sucesivas y chocaba contra un rival apedreado de todos lados. Pero en la cancha, esa diferencia no se vio. De hecho, Newell’s salió airoso incluso habiendo generado las mejores ocasiones de gol.

El tándem Musto-Domínguez no logró imponer su ritmo y Central no encontró variantes en el juego interno. Extrañó muchísimo a Cervi, encargado de romper este tipo de trámites con su verticalidad y su pase entre líneas. Fernández y Delgado no pudieron pesar por las bandas y abusó del pelotazo a Larrondo y Ruben.

Es más: de no ser por la mala puntería de Cáceres en el primer tiempo o por la brillante atajada de Caranta a Boyé en el segundo, podría haberlo perdido. Los ingresos de Lo Celso, Montoya y Niell no pudieron torcer el desarrollo y el 0 a 0 terminó acomodándose muy bien al trámite.

La campaña sigue siendo excelente y de ninguna forma puede decirse que se terminaron las chances de ir por el título. Pero sí es para remarcar que el conjunto canalla dilapidó una inmejorable chance de acortar distancias y tomar un envión anímico clave para el segmento final. No lo hizo porque quiso, sino porque no pudo. Y porque Newell’s esta vez no lo dejó.