Rosario Central sacó adelante un ríspido partido este miércoles en Formosa, derrotó a Belgrano por 2-0 y se clasificó para su tercera final consecutiva de la Copa Argentina, trofeo que se le escapó en las últimas dos ediciones. Resta definirse el rival: River o Gimnasia, que se miden este jueves.

Marco Ruben (26 minutos del complemento) y Walter Montoya (47) fueron los autores de los goles ante un rival que jugó medio partido con diez futbolistas, por la expulsión de Guillermo Farré sobre el cierre del primer tiempo.

El Celeste fue más incisivo en el comienzo y trató de aprovechar los desajustes defensivos del elenco auriazul, que se acomodó rápido y empezó a inquietar a través del fútbol que generaban Giovani Lo Celso y Teófilo Gutiérrez, casi siempre cortados con falta.

Esa fricción instalada en el campo, que propusieron sobre todo los jugadores de Belgrano, derivó en la tarjeta roja a Farré por un planchazo sobre el delantero colombiano.

Obligado por la ventaja numérica pero también por la jerarquía de su equipo, el Canalla sacó pecho en el segundo tiempo y de a poco inclinó la cancha a su favor. Le dio oxígeno en el medio el ingreso de Washington Camacho al promediar la etapa. Y enseguida vino la apertura del marcador, con un cabezazo de Ruben debajo del arco tras un centro exigido de Gutiérrez, de muy buena prestación.

A pesar del hombre menos, los dirigidos por Leonardo Madelón hicieron aflorar su orgullo y salieron decididos a buscar el empate contrarreloj. Generaron situaciones de la mano de Matías Suárez, su figura, pero sin claridad en la definición. Y en el descuento, una contra comandada por Teo fue terminada por Montoya para liquidar el pleito.

De esta manera, Central, de flojo torneo local, afrontará ahora su tercera final consecutiva de Copa tras dejar en el camino a Villa Mitre, Atlético Rafaela, Deportivo Morón, Boca y Belgrano. Espera por River o Gimnasia, que juegan este jueves.

Homenaje

Tanto la Academia rosarina como su rival lucen en sus camisetas, además de un brazalete negro, un escudo del Chapecoense a modo de homenaje a las víctimas de la tragedia del avión que transportaba al equipo brasileño.

Además, antes del pitazo inicial hubo un minuto de silencio por las 71 víctimas fatales.