Hagamos un ejercicio. La línea del centro de la mitad de la cancha divide el campo en dos. Campo propio y campo contrario. Ahora, subdividan el campo contrario con una línea paralela a la línea media. Coloquemos el nombre A a la mitad más cercana al círculo central y B al área más cercana al arco rival. Ahora que ya identifican las dos zonas, nos centraremos en el área B. Si nos pondríamos a contar la cantidad de tiempo que permaneció la pelota en esa zona en los ataques argentinos, nos daríamos cuenta que fue una zona de tránsito. La pelota no permaneció mucho tiempo ahí porque Argentina decidió parecerse más al equipo del Mundial 2014 que a otras versiones exhibidas en la era Martino (vs Colombia por Eliminatorias por ejemplo). 

Frente a Chile, Argentina pegó de contra y sacó ventaja con buenas presiones de sus hombres de ataque en la salida rival. Por momentos el partido fue uno de básquet: La zona media no existía. Comandados por la velocidad de Di María, uno de los mejores jugadores del mundo en generar transiciones ofensivas, Argentina pensó su partido para liderarlo desde ese matiz. Al menos eso es lo que Martino dio a entender con sus declaraciones. No está nada mal, aprovechar la velocidad del ex jugador de Rosario Central y tampoco conocer la falta de un jugador ofensivo rival que pueda aguantar la tenencia de la pelota. Los mediocampistas argentinos se dedicaron a presionar la salida de Aranguiz y Vidal, receptores de los primeros pases de salida por parte de Medel, Jara o Marcelo Díaz.

Frenético, el primer tiempo fue ida y vuelta porque Argentina quería pasar por esa zona B rápidamente tras un robo en su campo. Y lo consiguió. Toda la defensa más Mascherano y Augusto Fernández se dedicaron más a que Chile no construya. La buena estructura y presión de jugadores rápidos de Chile tampoco permitía otra cosa. 

Una vez más, y ante este desarrollo de partido, Banega consiguió ser eje. Su pase a Di María, fue la interacción que más se repitió en el partido y así se iniciaron los dos goles en el partido. Frente a otros rivales, pensando en Panamá y Bolivia, seguramente Argentina tendrá más tiempo la pelota en la zona B que ustedes imaginaron en la compañia de este artículo. Necesitará otro fútbol para someter y tener la pelota en campo contrario ante rivales que lo esperarán muy atrás (nada que ver con la versión de Chile). 

El equipo se sintió muy cómodo descansando en la velocidad de las contras de Di María. Un fútbol reactivo, lineal, sin vuelo, quizás necesario para vencer ante un difícil rival.