Rosario Central está de fiesta. Y vive una ilusión cada vez más grande. El Canalla derrotó esta noche a Estudiantes por 2 a 1 en San Juan y avanzó a la semifinal de la Copa Argentina, donde ahora lo espera Racing. Un cheque de 955.000 pesos y el pasaje a la instancia siguiente, los botines de la noche sanjuanina.



Se le hizo cuesta arriba a la Academia porque a los 10 minutos del primer tiempo, Israel Damonte marcó el primero de cabeza para el Pincha. Los goles rosarinos llegaron bien entrado el complementp: a los 25 minutos, José Luis Fernández lo empató y cinco minutos más tarde, Marco Ruben puso el gol de la victoria.

Ahora, tendrá que vérselas en Formosa con Racing (presumiblemente el miércoles 7 de octubre, aunque esto está sujeto a definición) por un lugar en la final, mientras que del otro lado está Lanús aguardando el resultado de esta noche entre Boca y Defensa y Justicia, que juegan al cierre de esta edición).

Pero no es el único frente abierto para los centralistas, porque además marchan terceros en el torneo de primera división, a seis puntos de Boca, al que recibirán en la última jornada. El semestre auriazul no podría ser mejor: sólo perdió dos partidos en el año y la ilusión es casa vez más grande.

Los goles



La clave

El primer tiempo fue flojo para Central. Incidió el gol tempranero, producto de una mala marcación defensiva en zona y una floja reacción del arquero García. El esquema táctico no parecía ser el indicado para neutralizar el ataque pincharrata, que eligió ir por las bandas y manejó las acciones, sobre todo en los primeros veinte minutos ante la pasividad canalla.

En el complemento, con los cambios, Central pudo emparejar. Pero le costaba llegar con claridad. Iban 25 minutos del complemento e Hilario Navarro lo ayudó a empatar: José Luis Fernández (que entró por Jonás Aguirre; el otro cambio fue Larrondo por Musto) pateó sin demasiada convicción al arco y el arquero se la metió adentro: 1 a 1.

Desde ahí, los rosarinos se convencieron de que podían ganarlo. Y a los cinco minutos de la igualdad, llegó el segundo: una conquista de gran factura, tejida con espíritu colectivo, que definió bajo del arco el goleador Marco Ruben. Desde el tanto, los del Chacho aguantaron sin tantos sobresaltos los embates espasmódicos de los platenses. Y llegó el pitazo final, con locura y clasificación incluida.