Paul Pogba es musulmán, sus padres y hermanos nacieron en Guinea y junto a él vivieron en un Banlieue (suburbio) en Francia. Junto a otros futbolistas, la mayoría inmigrantes, representarán al país francés en la Eurocopa. Sin saberlo, sus largas zancadas y sus remates, podrían hacer posible, en un momento efímero, un deseo del filósofo Edgar Morín: “Francia indivisible, una y multicultural”.

Con una tendencia islamofóbica en ascenso, la ultraderecha se aprovecha de los atentados en noviembre para aislar un poco más lo desunido, contemplar el odio a los musulmanes (misma religión que Pogba) e inmigrantes y ser hoy la principal fuerza en las próximas elecciones. Francia no estará sólo convulsionada por las medidas extremas de seguridad durante el torneo, el socialismo que hoy gobierna se ve también partido por una Reforma Laboral a contraposición del ideario de la corriente política. El movimiento de protesta Noit Debout (noche en pie) seguirá reclamando.

La esperanza es repetir lo que sucedió en 1998 cuando Francia fue campeón y por un momento en las calles de París aparecieron abrazos entre árabes, negros, blancos festejando el logro de un equipo multicultural. El capitán de ese equipo, Didier Deschamps, es hoy el entrenador de la selección. Deschamps dirigió cuatro años a Lucas Bernardi en el Mónaco y coincidió también con Gabriel Heinze en Marsella.

“Es también un desafío político cultural. Un reto de unidad, respeto y también encontrar en el contexto en el que vivimos una forma de respuesta al odio, a la división, al miedo y al horror”, pronunció el presidente François Hollande. La necesidad de un logro es amplia ya que daría, por lo menos, un suspiro. Pero hasta un día antes del inicio de la Eurocopa París se mostró apática en relación al fútbol. A muchos la selección de fútbol no los representa y, peor, les muestra lo que no quieren para su República.

14 de los 23 convocados no nacieron en Francia o son hijos de inmigrantes. Mandanda arquero suplente nació en Zaire, Evra en Senegal. Los extremos Coman y Martial nacieron en Martinica y en Guadalupe, islas del Caribe pertenecientes a Francia. Y otros más con padres inmigrantes: Sagna (Senegal), Rami (Marruecos), Koscielny (Polonia), Mangala (Congo), Umiti (Camerún), Sissoko y Kante (Mali), Matuidi (Angola) y Payet nació en Reunión, departamento de ultramar francés cercano al africano Madagascar.

El mediocampista Pogba tendrá un rol clave en un equipo que se replegará defensivamente y descansará en la velocidad y jerarquía de sus delanteros. Si Francia puede ganar la Eurocopa será por sus delanteros. Griezmann, Giroud y Payet será el tridente de ataque. El último le ganó el puesto tanto a Coman, jugador del Bayern Munich, como a Martial, del Manchester United, que renovarán al equipo con más velocidad en los complementos. Eficiente antes que atractivo, el fútbol de Francia no tendrá un 10 en el equipo como en el pasado con Platini o Zidane o como tiene Bélgica con Hazard o España con David Silva.

En Francia se juega algo más que un torneo de fútbol. Fragmentar el análisis únicamente a lo que suceda dentro de la cancha, será no tener en cuenta todo el contexto que influirá en el desarrollo del torneo. La misión del equipo de Deschamps es encontrarse, tener una idea en común reconociendo las diferentes características de los futbolistas.

“¿No es el reconocimiento del otro, a la vez en su diferencia y en su similitud, lo que cada vez se echa de menos y nos está llevando a la desunión?”, se preguntó Morín ante el presidente Hollande en el libro “Diálogos sobre la política, la izquierda y la crisis” editado en 2012.

En una gran pieza periodística, John Foot junto a Simon Kuper recorrieron el barrio donde vivió en su infancia Paul Pogba. La historia del jugador exhibe el costado diverso, multicultural y abierto del espíritu francés. Al lado de su casa, hay monumentos en honor a Marruecos o Argelia. Los integrantes de su familia se asentaron en Francia y tienen trabajo. Francia los recibió y ellos pudieron adaptarse aunque no dejen de recibir indeferencias por ser musulmanes, ni tengan alguna representación política. A los Pogba les gusta vivir en Francia pero reconocen el aumento de un clima tenso, de rechazo. Por televisión, disfrutan cuando en el equipo nacional Cabaye, Giroud, Sissoko o Koscielny abrazan a Paul para festejar un gol. 

Lilian Thuram, jugador campeón mundial en 1998, que ve similitudes entre ese equipo y este de la Euro2016, dice: "El fútbol tiene el poder de crear una comunión de emociones. Se puede abrazar a otra persona a la que ni siquiera conoces y compartir esa alegría. Para mí, eso está por arriba de todo en el fútbol. Y es justo lo que Francia necesita ahora”.