La presencia de Javier Pinola en el equipo de Martino que jugó anoche ante Bolivia no pudo sorprender a nadie que haya seguido, más o menos de cerca, el torneo de primera división argentina en la última temporada y media.

El defensor de Rosario Central viene mostrando un nivel muy alto en la zaga que conforma junto a Donatti en el equipo que forjó Coudet, no sólo a la hora de repeler ataques ajenos sino con la pelota en su poder, cuando se transforma, con su verticalidad y su arrojo, en una pieza que rompe estructuras adversarias y genera superioridad numérica en campo rival.

Por todo eso, y porque la circunstancia (el universo) hizo que Otamendi y Funes Mori vieran la segunda amarilla en el primer partido de los dos para los que fue convocado, el ahora pelado zaguero nacido en Chacarita tuvo la chance de estar de arranque junto a Messi y compañía. Y cumplió con creces.

Aplausos para Argentina
Pinola, en el final. Télam

Imposible es, para hacer justo cualquier análisis, desconocer que Argentina tuvo enfrente a, probablemente, el oponente más accesible de todos los que podrá enfrentar en Eliminatorias. Hecha esa aclaración, que contextualiza, hay que decir que Pinola dejó la impresión de haber estado muy cómodo en el puesto y cerró una tarea más que aceptable.

Fino con el balón en los pies, protagonizó numerosas salidas por el ala izquierda (donde Argentina atacó más, sobre todo con Rojo en el primer tiempo, y campo arriba con Banega), fue sostén de los volantes cuando los apretaban, salió con elegancia y efectividad y hasta se animó a penetrar en terreno boliviano en sus ya clásicas mandadas hacia adelante. 

Pese a la falta de jerarquía de sus rivales, a Pinola (y también a Demichelis), el partido que planteó Bolivia, de retraerse en su propia mitad, le impuso la dificultad de tener que defender a campo abierto en muchas ocasiones, incluso marcando mano a mano a Duk y compañía, mientras Mercado y Rojo navegaban aguas arriba. Y casi no fallaron (Pinola menos que su coequiper).

 Sin estar en la cabeza del Tata, es más que factible que al técnico le haya quedado la misma impresión que a los que lo vimos de afuera: que Pinola no hizo extrañar a Funes Mori y que se mostró como una alternativa confiable para que la defensa no pierda seguridad. Motivo suficiente para que el DT sienta que no se equivocó. Y para que Pinola duerma tranquilo. Y siga soñando.