Las casualidades no existen y la suerte es relativa en el fútbol argentino. Pero el trabajo en la semana y las oportunidades aprovechadas por los jugadores hablan por sí solas en el Canalla. La idea de juego es clara, bien clara desde siempre. La propuesta del Kily González desde el inicio fue interesante y se notaba: salía a ser protagonista y tenía como eje productivo las bandas. No obstante, no quedaba equilibrado en el fondo y eso es algo que tuvo que modificar para encontrar mejor ubicación en los retrocesos. 

Lo que necesitaba Cristian Gonzalez y el equipo era un poco de tiempo para asimilar, proyectar y transmitir en el campo de juego lo que pretendía el conductor. Claro, en este "mundo de la pelota" pedirle tiempo a los hinchas y a los dirigentes es casi utópico y lo que ya estaba casi confirmado como salida de Gonzalez –dicho en privado por varios directivos– se transformó en credibilidad y crédito abierto para el hombre que sigue avanzando en su camino personal como DT.

Central creció de atrás hacía adelante. Modificó piezas en la última zaga y mejoraron hombres experimentados como Diego Zabala, Lucas Gamba y Marco Ruben, quienes se hicieron cargo del equipo y de la responsabilidades que implica jugar en esta institución sabiendo que cuentan con la gran estrella canalla: Emiliano Vecchio, que se desempeña en una posición más retrasada en el campo por disposición táctica, algo que generó beneficios a la producción futbolística. Vecchio es la gran estrella del combinado de Arroyito, pero las dos figuras más importantes que tiene este plantel se llaman Lautaro Blanco y Damían Martinez. Los defensores, además de marcar, son dos carrileros todo terreno que tienen una visión oportuna. Se proyectan con mucho criterio y dan posibilidad a Gonzalez de generar centros de riesgo en el área rival y también de convertir.

Hoy, la importancia del juego está basada en la solidez del arquero Jorge Broun; en la usina generadora de fútbol que es Vecchio; Ruben que aguanta todo arriba con su gran jerarquía. Pero los que marcan la diferencia, por sacrificio y por volumen de juego, son los laterales, uno de los puntos mas altos que tiene este conjunto auriazul. Es todo mérito del entrenador y de una idea de juego. Ambos defensores son los del sacrificio, del overol, los que se desprenden de sus marcadores para dar las sorpresas y son muy difíciles de marcar por los rivales.

Central hizo un quiebre después de vencer en Arroyito a San Lorenzo y se consolidó frente a Newell's con la goleada incluida. Hoy está para mucho más. Todavía sigue faltando más tiempo de trabajo para pulir varios detalles, pero de ahora en más lo podrá tener Kily, independientemente de lo que ocurra en la Copa Sudamericana. 

Un dirigente ni bien terminó el cotejo en cancha de Banfield ante Huachipato, dijo exultante: "Estamos felices, es una caricia al alma, este equipo funciona como un violín", Efectivamente, la música futbolera de este conjunto se siente y agrada a los oídos.