La historia de Riley Day, deportista australiana de 21 años se hizo viral tras conocerse lo que luchó para estar en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.

Day fue semifinalista de los 200 metros lisos en Tokio 2020. Pero su historia de superación no quedó reflejada en su duodécimo puesto en los Juegos, sino en el trabajo previo que había realizado. Y es que Riley tuvo que ahorrar durante tres años para costearse de su propio bolsillo su formación, preparación y entrenamientos así como su participación en Tokio.

Una publicación compartida de Riley Day (@_rileyday)

Su sustento económico, ese que le permitió competir en el estadio olímpico de Tokio, se encontraba en un pequeño supermercado de la ciudad australiana de Beaudesert, en la región de Scenic Rim (Queensland). Allí Riley trabajaba toda la semana para conseguir unos ahorros que, a la postre, le permitieron sacar un billete para los Juegos.

En declaraciones al medio australiano News un mes antes de su participación en los Juegos, Day aseguraba que para ella el domingo era su turno preferido porque tenía que ayudar a un cliente de 90 años parcialmente ciego. "John es como mi abuelo" explicaba entonces Riley, quien le ayudó en los últimos años a hacer semanalmente la compra en el supermercado.

Su trabajo en este pequeño comercio, sin embargo, no le quitó tiempo para seguir organizando su vida profesional, personal y deportiva. Entrena un promedio de tres horas al día durante seis días a la semana al tiempo que estudian Administración de Empresas con la especialización en gestión deportiva en la Universidad de Griffith.