Rosario Central perdió un partido jugado con pierna fuerte y final polémico ante San Lorenzo. La mecha se fue encendiendo de a poco y la cosa terminó por explotar cuando se jugaba tiempo adicionado al reglamentario. Como no podía ser de otra manera, con los hermanos Romero como receptores de la bronca de los canallas.


Una falta a uno de los mellizos en el costado derecho del ataque azulgrana derivó en un tumulto que duró varios minutos y en el que hubo intercambio de empujones de ambos bandos. En el medio, excesivamente nervioso desde un rato antes, estaba el Kily González, que se miraba desafiante y cruzó insultos con el banco del Santo.

Tan sacado estaba que primero Hernán Giuria lo sacó del embrollo. Y después los suplentes (se lo vio a Almada abrazándolo) fueron los que intentaron calmarlo. El entrenador tuvo una noche a pura protesta contra el árbitro Comesaña, dio la imagen de esta sacado varias veces y así terminó la noche: yendo a protestare al juez, aunque desistiendo cuando observó que lo seguían las cámaras de TV.


Después de finalizado el pleito, pasó por camarines. Y aunque las pulsaciones habían bajado, decidió no hablar con la prensa. Así, los hinchas de su equipo se quedaron con las ganas de escuchar su análisis de la derrota.

Vecchio en plena pelea. Viene Martínez Dupuy detrás.