Newell's y Aldosivi pueden juntarse a charlar y a contarse sus penas. Porque estos dos conjuntos que esta tarde empataron 1 a 1 por la fecha 9 del torneo de primera división, acumulan de los peores récords del certamen: la Lepra ya lleva seis cotejos sin ganar, el Tiburón arrastra siete sin éxitos. Pero el sabor más amargo quedó en la boca de los del Parque de la independencia.

Porque se imponía a través de Nehuén Paz a los 26 minutos del primer tiempo y pudo haberlo liquidado en esa misma etapa, en la que puso contra las cuerdas a su rival y contó con numerosas ocasiones de gol. Pero falló sistemáticamente. Y, como se temía, un error defensivo provocó el empate: lo hizo Neri Bandiera a los 31' del complemento.

Tras el empate, Newell's no tuvo tiempo ni fuerzas para torcer el destino del pleito, a pesar de haber empujado con más determinación que volumen de juego. El rojinegro se fue despedido entre murmullos por sus hinchas, que empiezan a perder la paciencia por una campaña muy floja que tiene apenas 7 puntos.

Desde que Osella tomó las riendas, la formación ñubelista empató con Unión en el estreno, fue goleado por Lanús en el sur y luego igualó con Atlético Rafaela, Tigre y esta tarde con los marplatenses. Una cosecha exigua que lejos está de generar ilusión.

Los goles


Las razones

Newell's no está confiado. Tampoco muestra una clara identidad futbolística. Y no gana ni siquiera cuando tiene todo servido para hacerlo. Esta tarde, no supo liquidarlo a pesar de haber tenido a su rival agotado y contra las cuerdas. Y el fútbol no perdona: Aldosivi aprovechó un error grosero de Cáceres (quiso cerrar con la pierna cambiada) y le arrebató el primer triunfo en la era Osella.

El equipo marplatense es de lo más pobre del torneo, con nombres de baja jerarquía al lado de los Maxi Rodríguez, Scocco, Advíncula, Boyé y compañía. Y aún así no perdió. El rojinegro hizo lo que debía: pegó primero y se dispuso a administrar el resultado. El Tiburón dejó muchos claros para el contragolpe, pero Mugni, Maxi, Nacho y Boyé desperdiciaron cada una de las réplicas.

Y ese temor que recorría las venas de cada hincha leproso, conscientes del malísimo momento futbolístico actual, se corporizó con el horror del paraguayo, que le dejó el empate a Bandiera. Con el 1-1, a la falta de precisión se le agregó el nerviosismo. Y el segundo gol se transformó en una utopía. Una palabra que, con estos errores arriba y abajo, puede acompañar el deseo de triunfo.