El clásico de la ciudad condal entregó un resultado lógico, a partir de las prestaciones que uno y otro ofrecieron dentro del campo de juego del Cornellá del Llobregat y de las jerarquías individuales de composición de ambos planteles. El astro brasileño Neymar abrió la cuenta para el Barsa a los 17 minutos de la primera mitad. Y el crack rosarino Messi estampó el segundo, a los 25 de ese capítulo.

Barcelona llegó, de este modo, a los 81 puntos en la clasificación y le sacó cinco de ventaja al Real Madrid, que mañana se enfrentará a Celta en Vigo, con el objetivo de no perder pisada.

En la primera parte del clásico, Barcelona dominó a su antojo. Con ese manual ya incorporado de movimientos continuos de parte de sus actores, el equipo de Luis Enrique se adueñó casi por completo de la pelota y la utilizó a discreción y placer.

Por cierto, Messi fue, como siempre, el titiritero del elenco blaugrana, hoy vestido de naranja furioso. Y sobre los 17 minutos, el rosarino metió un pase quirúrgico para la llegada de Jordi Alba por la banda izquierda. El ex Valencia mandó el centro, el uruguayo Suárez la dejó pasar y Neymar, a la carrera, no hizo más que conectar para depositar la pelota en el fondo del arco.

La película no se modificó con la apertura del tanteador. Barcelona siguió insistiendo y a los 25m. amplió la diferencia, después de una excelente maniobra colectiva que tejieron Andrés Iniesta y Suárez, finalizada por Messi, con un remate de zurda y desde ángulo sesgado, que se tradujo en el 2-0. Gol número 36 en el campeonato para quedar a tres de Cristiano Ronaldo (39).

De allí hasta el final de la etapa, el visitante reguló el ritmo ante un Espanyol impotente, que ni siquiera apeló a los disparos desde larga distancia para inquietar al chileno Claudio Bravo.

Barcelona encendió las alarmas cada vez que el balón pasaba por los pies de Neymar (la figura) o Messi, aunque la voracidad ofensiva del tridente pareció aplacarse y el resultado no se alteró.

En el segundo tiempo, ni siquiera la expulsión de Jordi Alba a los 9 minutos (por protestar fallos) le significó un contratiempo al ‘Barsa’ que adoptó la postura de esperar, pero con la posesión de la pelota.

Así, las principales chances de gol las desperdiciaron Messi (tiro en el palo), Neymar (disparo alto) o Suárez (tiro desviado).

Recién sobre el final, el uruguayo Cristian Stuani (ingresado en el segundo período) exigió una buena atajada de Bravo, en una maniobra en la que Javier Mascherano (de una más que aceptable tarea) no pudo cubrir con acierto.

La consideración más destacada del tramo final del encuentro se produjo a los 43 minutos, cuando Xavi ingresó a la cancha por Iniesta y sumó su partido número 500 con la casaca blaugrana (debutó en octubre de 1998). Fue ovacionado por todo el estadio.