Arándano: una fruta que en Argentina puede mejorar de la mano de bioestimulantes

Desde el INTA Concordia buscan mejorar su calidad con la aplicación de productos a base de extractos de algas y de proteína de pescado. Hay una gran demanda mundial

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El arándano es una fruta muy demandada entre los consumidores a escala mundial. Entre las características más importantes se destacan sus propiedades nutricionales y terapéuticas, su alto contenido de antioxidantes, su capacidad antiinflamatoria y su sabor agradable. Por eso, el desafío de lograr una mejor calidad se ha convertido en una de las líneas investigativas del INTA Concordia (Entre Ríos), que comenzaron a evaluar productos a base de extractos de algas y de proteína de pescado, que fueron aplicados en forma foliar y por fertirriego en el cultivo de arándano.

La investigadora en ecofisiología de frutales Fernanda Rivadeneira, perteneciente a esa experimental, explicó que un bioestimulante “es cualquier sustancia o microorganismo que se aplica a las plantas con el objetivo de mejorar la eficiencia nutricional y la tolerancia a estrés abiótico”, pero de todas maneras aclaró que “no forman parte del grupo de pesticidas ni fertilizantes”.

La producción argentina de arándanos se desarrolla en 2.750 hectáreas y gran parte se destina a la exportación como fruta fresca y congelada. En los últimos años, según la información brindada por el organismo, el ingreso de nuevos países proveedores y la caída de precio mundial impulsaron la necesidad de contar con tecnologías de manejo, logística y transporte con el fin de obtener fruta de mayor calidad que sea competitiva con la oferta. Por eso, Rivadeneria comentó: “El foco de la producción argentina de arándanos está puesto en diferenciarse a través de la calidad, aspectos que incluyen tamaño, firmeza y sabor, cualidades valoradas en muchos mercados”.

Tendencia hacia lo sustentable

Si bien el mercado de arándanos se encuentra en crecimiento año tras año, hay una tendencia creciente a que el consumidor busque alimentos que provengan de producciones sustentables. “En Argentina se implementan y certifican normas que aseguran la calidad de la fruta de exportación, pero también es cada vez más importante que la producción sea sustentable y es por ello que el sector está atento a estos nuevos desafíos que se van presentando en un mundo cada vez más competitivo”, explicó la investigadora del INTA.

Por eso se explica que el equipo de investigación del INTA Concordia junto con productores de quintas comerciales hayan llevado adelante ensayos que contemplaron momentos de aplicación diferentes, en función del producto, cultivo y objetivo definido. De acuerdo a lo informado, se realizaron sobre las variedades “Emerald “y “Snowchaser”, en inicio de floración, crecimiento de fruto y luego de cosecha. Cabe destacar que se utilizaron plantas que se encontraban en buen estado.

A la hora de los resultados, se observó un mayor crecimiento vegetativo y mejora de la firmeza de fruta en plantas. También, mejoró el contenido de nutrientes en hojas y los niveles de nitrógeno, potasio y magnesio en follaje de la variedad Snowchaser.

En la actualidad se están realizando diversos ensayos que evalúan el comportamiento de nuevas variedades inscriptas de arándanos, la respuesta de la especie bajo distintos sistemas (al aire libre, bajo cobertura con malla antigranizo, plástico y manta), la aplicación de biorreguladores y la interacción con los metabolitos, la aplicación foliar de fertilizantes y otros productos que tienen como finalidad mejorar firmeza, color o tamaño de los frutos.

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